Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 329
Estoy impaciente por tocarle… mis dedos se mueren por acariciarle.
Abre mucho los ojos y por un segundo duda, tal vez sopesando mi petición.
—De acuerdo —dice cautelosamente.
Acerco una mano al segundo botón de su camisa y noto cómo contiene la
respiración.
—No te tocaré si no quieres —susurro.
—No —contesta enseguida—. Hazlo. No pasa nada. Estoy bien —añade.
Desabrocho el botón con delicadeza y deslizo los dedos sobre la camisa
hasta el siguiente. Él tiene los ojos muy abiertos, brillantes. Separa los labios y respira
con dificultad. Incluso cuando tiene miedo es tan hermoso… a causa de ese miedo.
Desabrocho el tercer botón y palpo el vello suave que asoma a través de la amplia
abertura de la camisa.
—Quiero besarte aquí —murmuro.
Él inspira bruscamente.
—¿Besarme?
—Sí.
Jadea mientras desabrocho el siguiente botón y me inclino hacia delante
muy despacio, para dejar claras mis intenciones. Él contiene la respiración, pero se
queda inmóvil cuando le doy un leve beso en medio de esos suaves rizos ahora
visibles. Desabrocho el último botón y alzo la cara hacia él. Me está observando
fijamente con una expresión de satisfacción, tranquila y… maravillada.
—Cada vez es más fácil, ¿verdad? —pregunto con un hilo de voz.
Él asiente, y yo le aparto lentamente la camisa de los hombros y la dejo
caer al suelo.
—¿Qué me has hecho, Ana? —murmura—. Sea lo que sea, no pares.
Y me acoge en sus brazos. Hunde las dos manos en mi cabello y me echa la
cabeza hacia atrás para acceder fácilmente a mi cuello.
Desliza los labios hasta mi barbilla y me muerde suavemente, haciéndome
gemir. Oh, cómo deseo a este hombre. Mis dedos palpan a tientas la cinturilla de su
pantalón, desabrocho el botón y bajo la cremallera.
—Oh, nena.
Suspira y me besa detrás de la oreja. Noto su erección, firme y dura,
presionándome. Le deseo… en mi boca. De pronto doy un paso atrás y me pongo de
rodillas.
—¡Uau! —gime.
Le bajo los pantalones y los boxers de un tirón, y su miembro emerge
libremente. Antes de que pueda detenerme, lo tomo entre los labios y chupo con fuerza.
Él abre la boca y yo disfruto de su repentina perplejidad. Baja la mirada hacia mí, y
observa todos mis movimientos con los ojos enturbiados y llenos de placer c &