Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | страница 324

Sonríe. —Si quieres llamarlo así… Lo cierro enseguida, en cuanto noto que me arden las mejillas. —¿No te gusta el cajón de los juguetes anales? —pregunta divertido, con aire inocente. Le miro fijamente y me encojo de hombros, tratando de disimular con descaro mi incomodidad. —No estaría entre mis regalos de Navidad favoritos —comento con indiferencia, y abro vacilante el segundo cajón. Él sonríe satisfecho. —En el siguiente cajón hay una selección de vibradores. Lo cierro inmediatamente. —¿Y en el siguiente? —musito. Vuelvo a estar pálida, pero esta vez es de vergüenza. —Ese es más interesante. ¡Oh! Abro el cajón titubeante, sin apartar los ojos de su hermoso rostro, que muestra ahora cierta arrogancia. Dentro hay un surtido de objetos de metal y algunas pinzas de ropa. ¡Pinzas de ropa! Cojo un instrumento grande de metal, como una especie de clip. —Pinzas genitales —dice Christian. Se endereza y se acerca con total naturalidad hasta colocarse a mi lado. Yo las guardo enseguida y escojo algo más delicado: dos clips pequeños encadenados. —Algunas son para provocar dolor, pero la mayoría son para dar placer — murm