Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 314
—¡Ana, Ana! ¿Qué sucede?
Me coloca en su regazo y me pasa las manos por los brazos para comprobar
si estoy herida. Me sostiene la cabeza entre las manos y me mira a los ojos. Los suyos,
grises y muy abiertos, están aterrorizados. Yo me abandono, embargada por una
repentina sensación de cansancio y de alivio. Oh, los brazos de Christian. No deseo
estar en ninguna otra parte.
—Ana. —Me zarandea suavemente—. ¿Qué pasa? ¿Está 2V