Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 250

—¿Ah? —Que sí es sobre ella. Él pone los ojos en blanco. —¿Qué? —dice, ahora ya exasperado. —¿Por qué te enfadas tanto cuando te pregunto por ella? —¿Sinceramente? —Creía que siempre eras sincero conmigo —replico. —Procuro serlo. Le miro con los ojos entornados. —Eso suena a evasiva. —Yo siempre soy sincero contigo, Ana. No me interesan los jueguecitos. Bueno, no ese tipo de jueguecitos —matiza, y su mirada se enardece. —¿Qué tipo de jueguecitos te interesan? Inclina la cabeza hacia un lado y me sonríe con complicidad. —Señorita Steele, se distrae usted con mucha facilidad. Me echo a reír. Tiene razón. —Usted es una distracción en muchos sentidos, señor Grey. Veo bailar en sus ojos grises una chispa jocosa. —La canción que más me gusta del mundo es tu risa, Anastasia. Dime, ¿cuál era tu primera pregunta? —dice suavemente, y creo que se está riendo de mí. Intento torcer el gesto para expresar mi desagrado, pero me gusta el Cincuenta juguetón… es divertido. Me encantan estas bromas matutinas. Arrugo la frente, intentando recordar mi pregunta. —Ah, sí. ¿Solo veías a tus sumisas los fines de semana? —Sí, eso es —contesta, y me mira nervioso. Le sonrío. —Así que nada de sexo entre semana. Se ríe. —Ah, ahí querías ir a parar. —Parece vagamente aliviado—. ¿Por qué crees que hago ejercicio todos los días laborables? Ahora se está riendo claramente de mí, pero no me importa. Soy tan feliz que tengo ganas de abrazarme. Otra primera vez… bueno, varias primeras veces. —Parece muy satisfecha de sí misma, señorita Steele. —Lo estoy, señor Grey. —Tienes motivos. —Sonríe—. Ahora cómete el desayuno. Oh, el dominante Cincuenta… siempre al acecho. *** Estamos en la parte de atrás del Audi, con Taylor al volante. Me dejará en el trabajo, y después a Christian. Sawyer va en el asiento del copiloto. —¿No dijiste que el hermano de tu compañera de piso llegaba hoy? —