Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 247

mujeres de pelo oscuro. No entiendo de qué va todo esto, pero me olvido al momento porque Christian Grey me envuelve el cuerpo como la seda, con su mata de pelo rebelde sobre mi pecho, una mano sobre mis senos y una pierna echada por encima de mí, sujetándome. Él sigue durmiendo y yo tengo demasiado calor. Pero no hago caso de esa incómoda sensación, e intento pasarle los dedos por el pelo con suavidad. Se mueve, levanta sus brillantes ojos grises y sonríe adormilado. Oh, Dios… es adorable. —Buenos días, preciosa —dice. —Buenos días, precioso tú también. Le devuelvo la sonrisa. Me besa, se desenreda para incorporarse, se apoya en un codo y me mira. —¿Has dormido bien? —Sí, a pesar de esa interrupción de anoche. Su sonrisa se ensancha. —Mmm. Tú puedes interrumpirme así siempre que quieras. Vuelve a besarme. —¿Y tú? ¿Has dormido bien? —Contigo siempre duermo bien, Anastasia. —¿Ya no tienes pesadillas? —No. Frunzo el ceño y me atrevo a preguntar: —¿Sobre qué son tus pesadillas? Él arquea una ceja y su sonrisa se desvanece. Maldita sea… mi estúpida curiosidad. —Son imágenes de cuando era muy pequeño, según dice el doctor Flynn. Algunas muy claras, otras menos. Se le quiebra la voz y aparece en su rostro una mirada distante y atormentada. Con aire ausente, resigue con el dedo el perfil de mi clavícula, tratando de desviar mi atención. —¿Te despiertas llorando y gritando? —intento bromear, en vano. Él me mira, perplejo. —No, Anastasia. Nunca he llorado, que yo recuerde. Frunce el ceño, como si se asomara al abismo de su memoria. Oh, no… probablemente sea un lugar demasiado siniestro para visitarlo en este momento. —¿Tienes algún recuerdo feliz de tu infancia? —pregunto enseguida, básicamente para distraerle. Se queda pensativo un momento, sin dejar de acariciarme la piel con el pulgar. —Recuerdo a la puta adicta al crack preparando algo en el horno. Recuerdo el olor. Creo que era un pastel de cumpleaños. Para mí. Y luego recuerdo la llegada de Mia, cuando ya estaba con mis padres. A mi madre le preocupaba mi