Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 240
—¡Porque toda esa mierda se acabó! —grita, ceñudo.
Suspira exasperado y menea la cabeza.
Estoy blanca como la cera. Dios. Me miro las manos unidas en mi regazo.
Yo solo pretendo entenderlo.
Se sienta a mi lado.
—¿Qué quieres saber? —pregunta con aire cansado.
—No tienes que contármelo. No quiero entrometerme.
—No es eso, Anastasia. No me gusta hablar de todo aquello. He vivido en
una burbuja durante años, sin que nada me afectara y sin tener que justificarme ante
nadie. Ella siempre ha sido mi confidente. Y ahora mi pasado y mi futuro colisionan de
una forma que nunca creí posible.
Le miro, y él me está observando con los ojos muy abiertos.
—Nunca imaginé mi futuro con nadie, Anastasia. Tú me das esperanza y
haces que me plantee todo tipo de posibilidades —se queda pensando.
—Os he estado escuchando —susurro, y vuelvo a mirarme las manos.
—¿Qué? ¿Nuestra conversación?
—Sí.
—¿Y? —dice en tono resignado.
—Ella se preocupa por ti.
—Sí, es verdad. Y yo por ella, a mi manera, pero eso no se puede ni
comparar siquiera a lo que siento por ti. Si es que se trata de eso…
—No estoy celosa. —Me duele que piense eso… ¿o sí lo estoy? Maldita
sea. Quizá sea eso—. Tú no la quieres —murmuro.
Él vuelve a suspirar. Se le nota de nuevo enfadado.
—Hace mucho tiempo creí que la quería —dice con los dientes apretados.
Oh.
—Cuando estábamos en Georgia… dijiste que no la querías.
—Es verdad.
Frunzo el ceño.
—Entonces te amaba a ti, Anastasia —susurra—. He volado cinco mil
kilómetros solo para verte. Eres la única persona por la que he hecho algo así.
Oh, Dios… No lo entiendo, en aquel momento él todavía me quería como
sumisa. Frunzo más el ceño.
—Mis sentimientos por ti son muy diferentes de los que sentí nunca por
Elena —dice a modo de explicación.
—¿Cuándo lo supiste?
Se encoge de hombros.
—Es irónico, pero fue Elena quien me lo hizo notar. Ella me animó a ir a
Georgia.
¡Lo sabía! Lo supe en Savannah. Le miro, impasible.