Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 239
—No quería decir eso.
—¿Qué querías decir?
Está enfadado, su tono es brusco.
—Oye, no quiero discutir contigo. Tu amistad es muy importante para mí.
Me alejaré de Anastasia. Pero si me necesitas, aquí estaré. Siempre.
—Anastasia cree que estuvimos juntos el sábado pasado. En realidad tú me
llamaste por teléfono y nada más. ¿Por qué le dijiste lo contrario?
—Quería que supiera cuánto te afectó que se marchara. No quiero que te
haga daño.
—Ella ya lo sabe. Se lo he dicho. Deja de entrometerte. Francamente, te
estás comportando como una madraza muy pesada.
Christian parece más resignado y Elena se ríe, pero su risa tiene un deje
triste.
—Lo sé. Lo siento. Ya sabes que me preocupo por ti. Nunca pensé que
acabarías enamorándote, Christian, y verlo es muy gratificante. Pero no podría soportar
que ella te hiciera daño.
—Correré el riesgo —dice con sequedad—. ¿Seguro que no quieres que
Welch investigue un poco?
Elena lanza un gran suspiro.
—Supongo que eso no perjudicaría a nadie.
—De acuerdo. Le llamaré mañana por la mañana.
Les oigo hablar un poco más del tema. Como viejos amigos, como dice
Christian. Solo amigos. Y ella se preocupa por él… quizá demasiado. Bueno, como
haría cualquiera que le conociera bien.
—Gracias, Christian. Y lo siento. No pretendía entrometerme. Me voy. La
próxima vez llamaré.
—Bien.
¡Se marcha! ¡Oh, maldita sea! Recorro a toda prisa el pasillo hasta el
dormitorio de Christian y me siento en la cama. Christian entra poco después.
—Se ha ido —dice cauteloso, pendiente de mi reacción.
Yo levanto la vista, le miro e intento formular mi pregunta.
—¿Me lo contarás todo sobre ella? Intento entender por qué crees que te
ayudó. —Me callo y pienso a fondo mi siguiente frase—. Yo la odio, Christian. Creo
que te hizo un daño indecible. Tú no tienes amigos. ¿Fue ella quien los alejó de ti?
Él suspira y se pasa la mano por el pelo.
—¿Por qué coño quieres saber cosas de ella? Tuvimos una historia hace
mucho tiempo, ella solía darme unas palizas de muerte y yo me la tiraba de formas que
tú ni siquiera imaginas, fin de la historia.
Me pongo pálida. Oh, no, está enfadado… conmigo.
—¿Por qué estás tan enfadado?