Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 238

—Christian… —replica en tono reprobador. Yo me quedo paralizada, y escucho atentamente sin poder evitarlo. —¿Sabe ella lo negativo que eres contigo mismo? ¿En todos los aspectos? —Ella me conoce mejor que nadie. —¡Vaya! Eso me ha dolido. —Es la verdad, Elena. Con ella no necesito jueguecitos. Y lo digo en serio, déjala en paz. —¿Cuál es su problema? —Tú… lo que fuimos. Lo que hicimos. Ella no lo entiende. —Haz que lo entienda. —Eso es el pasado, Elena, ¿y por qué voy a querer contaminarla con nuestra jodida relación? Ella es buena y dulce e inocente, y, milagrosamente, me quiere. —Eso no es un milagro, Christian —le replica ella con afecto—. Confía un poco en ti mismo. Eres una auténtica joya. Ya te lo he dicho muchas veces. Y ella parece encantadora también. Fuerte. Alguien que te hará frente. No oigo la respuesta de Christian. Así que soy fuerte… ¿en serio? La verdad es que no me siento así. —¿Lo echas de menos? —continúa Elena. —¿El qué? —Tu cuarto de juegos. Se me corta la respiración. —La verdad es que eso no es asunto tuyo, maldita sea —le espeta Christian. Oh. —Perdona —replica Elena sin sentirlo realmente. —Creo que deberías irte. Y, por favor, otra vez llama antes de venir. —Lo siento, Christian —dice, y a juzgar por el tono, esta vez es de verdad —. ¿Desde cuándo eres tan sensible? —vuelve a reprenderle. —Elena, nosotros tenemos una relación de negocios que ha sido enormemente provechosa para ambos. Dejémoslo así. Lo que hubo entre los dos forma parte del pasado. Anastasia es mi futuro, y no quiero ponerlo en peligro de ningún modo, así que ahórrate toda esa mierda. ¡Su futuro! —Ya veo. —Mira, siento que tengas problemas. Quizá deberías enfrentarte directamente y plantarles cara. Ahora su tono es más suave. —No quiero perderte, Christian. —Para eso debería ser tuyo, Elena —le espeta de nuevo.