Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 211
—Eh, eh —me advierte—. Espera.
Oh, le encanta prolongar la agonía. Vuelve otra vez y se pone detrás de mí.
Y cierro los ojos cuando empieza a acariciarme el muslo izquierdo esta vez, y después
el trasero nuevamente.
—Apunta —susurra.
No puedo evitar un gemido, el deseo me retuerce las entrañas. E intento,
realmente intento, pensar en cómo darle a la bola negra con la blanca. Me inclino hacia
la derecha, y él me sigue. Vuelvo a inclinarme sobre la mesa, y utilizando hasta el
último vestigio de mi fuerza interior, que ha disminuido considerablemente desde que
sé lo que pasará en cuanto golpee la bola blanca, apunto y tiro otra vez. Christian
vuelve a azotarme otra vez, fuerte.
¡Ay! Vuelvo a fallar.
—¡Oh, no! —me lamento.
—Una vez más, nena. Y, si fallas esta vez, haré que recibas de verdad.
¿Qué? ¿Recibir qué?
Coloca otra vez la bola negra y se acerca de nuevo, tremendamente
despacio, hasta donde estoy, se queda detrás de mí y vuelve a acariciarme el trasero.
—Vamos, tú puedes —me anima.
No… no cuando tú me distraes así. Echo las nalgas hacia atrás hasta
encontrar su mano, y él me da un leve cachete.
—¿Impaciente, señorita Steele?
Sí. Te deseo.
—Bien, acabemos con esto.
Me baja con delicadeza las bragas por los muslos y me las quita. No veo lo
que hace con ellas, pero me deja con la sensación de estar muy expuesta, y me planta
un beso s VfRV