Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 198

es hablar de esto con él. —Ya me correspondes, Ana, más de lo que crees. Por favor, no te sientas así. El Christian despreocupado ha desaparecido. Ahora tiene los ojos muy abiertos con expresión alarmada, y verlo así resulta desgarrador. —Nena, solo ha pasado un fin de semana. Démonos tiempo. Cuando te marchaste, pensé mucho en nosotros. Necesitamos tiempo. Tú necesitas confiar en mí y yo en ti. Quizá más adelante podamos permitírnoslo, pero me gusta cómo eres ahora. Me gusta verte tan contenta, tan relajada y despreocupada, sabiendo que yo tengo algo que ver en ello. Yo nunca he… —Se calla y se pasa la mano por el pelo—. Para correr, primero tenemos que aprender a andar. De repente sonríe. —¿Qué tiene tanta gracia? —Flynn. Dice eso constantemente. Nunca creí que le citaría. —Un flynnismo. Christian se ríe. —Exacto. Llega el camarero con los entrantes y la brocheta, y en cuanto cambiamos de conversación Christian se relaja. Cuando nos colocan delante nuestros pantagruélicos platos, no puedo evitar pensar en cómo he visto a Christian hoy: relajado, feliz y despreocupado. Como mínimo ahora se ríe, vuelve a estar a gusto. Cuando empieza a interrogarme sobre los lugares donde he estado, suspiro de alivio en mi fuero interno. El tema se acaba enseguida, ya que no he estado en ningún sitio fuera del Estados Unidos continental. En cambio, él ha viajado por todo el mundo, e iniciamos una charla más alegre y sencilla sobre todos los lugares que él ha visitado. *** Después de la sabrosa y contundente cena, Christian conduce de vuelta al Escala. Por los altavoces se oye la voz dulce y melodiosa de Eva Cassidy, y eso me proporciona un apacible interludio para pensar. He tenido un día asombroso; la doctora Greene; nuestra ducha; la admisi