Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 194

—Duerme. —Christian, desconcertado, arquea una ceja—. Simplemente cumple con su deber, Anastasia, y lo hace muy bien. Es una suerte contar con Jason. —¿Jason? —Jason Taylor. Pensaba que Taylor era su nombre de pila. Jason… Es un nombre que le pega: serio y responsable, fiable. Por alguna razón, eso me hace sonreír. Christian me mira pensativo y comenta: —Tú aprecias a Taylor. —Supongo que sí. Su comentario me confunde. Él frunce el ceño. —No me siento atraída por él, si es eso lo que te hace poner mala cara. Déjalo ya. Christian hace algo parecido a un mohín, como enfurruñado. Dios… a veces es como un niño. —Opino que Taylor cuida muy bien de ti. Por eso me gusta. Me parece un hombre que inspira confianza, amable y leal. Lo aprecio en un sentido paternal. —¿Paternal? —Sí. —Bien, paternal. Christian parece analizar la palabra y su significado. Me echo a reír. —Oh, Christian, por favor, madura un poco. Él abre la boca, sorprendido ante mi salida, pero luego piensa en lo que he dicho y tuerce el gesto. —Lo intento —dice finalmente. —Se nota. Y mucho —le digo con cariño, pero después pongo los ojos en blanco. —Qué buenos recuerdos me trae verte hacer ese gesto, Anastasia —dice con una gran sonrisa. —Bueno, si te portas bien a lo mejor revivimos alguno de esos recuerdos —replico con aire cómplice. Él hace una mueca irónica. —¿Portarme bien? —Levanta las cejas—. Francamente, señorita Steele, ¿qué le hace pensar que quiera revivirlos? —Seguramente porque, cuando lo he dicho, tus ojos han brillado como luces navideñas. —Qué bien me conoces ya —dice con cierta sequedad. —Me gustaría conocerte mejor. Sonríe con dulzura. —Y a mí a ti, Anastasia. —Gracias, Mac.