Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 193

eso estoy segura… aunque, claro, no tengo con quién compararle. Pero Kate hubiera alardeado más si esto fuera siempre así: no es propio de ella callarse los detalles. Pero ¿durante cuánto tiempo le bastará con esto? No lo sé, y el pensamiento resulta muy perturbador. Ahora se sienta y me rodea con sus brazos, y yo permanezco en la seguridad de su abrazo durante horas —o eso me parece—, en un silencio cómodo y fraterno, mientras el Grace se desliza y se acerca más y más a Seattle. Yo llevo el timón, y Christian me avisa cada vez que tengo que ajustar el rumbo. —Hay una poesía en navegar tan antigua como el mundo —me dice al oído. —Eso suena a cita. Noto que sonríe. —Lo es. Antoine de Saint-Exupéry. —Oh… me encanta El principito. —A