Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 183

—De todas las formas posibles —dice con una chispa maliciosa en la mirada. —Eres un pervertido. —Lo sé. Arquea las cejas y su sonrisa se ensancha. —Mi pervertido —susurro. —Sí, tuyo. Una vez que me ha atado, me agarra por los costados del chaleco y me besa. —Siempre —musita y, sin darme tiempo a responder, me suelta. ¡Siempre! Dios santo. —Ven. Me coge de la mano, salimos y subimos unos pocos escalones hasta una pequeña cabina en la cubierta superior, donde hay un gran timón y un asiento elevado. Mac está manipulando unos cabos en la proa del barco. —¿Es aquí donde aprendiste todos tus trucos con las cuerdas? —le pregunto a Christian con aire inocente. —Los ballestrinques me han venido muy bien —dice, y me escruta con la mirada—. Señorita Steele, parece que he despert F