Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 181
un barco?
Me ruborizo.
—No, no es eso… es que…
Maldita sea, ¿cómo podría expresarlo?
—Anastasia, Grace Trevelyan me salvó la vida. Se lo debo todo.
Yo le miro fijamente, y me dejo invadir por la veneración implícita en ese
dulce reconocimiento. Y me resulta evidente, por primera vez, que él quiere a su
madre. ¿Por qué entonces esa ambigüedad extraña y tensa hacia ella?
—¿Quieres subir a bordo? —pregunta emocionado y con los ojos
brillantes.
—Sí, por favor —contesto sonriente.
Parece encantado. Me da la mano, sube dando zancadas por la pequeña
plancha y me lleva a bordo. Llegamos a cubierta, situada bajo un toldo rígido.
En un lado hay una mesa y una banqueta en forma de U forrada de piel de
color azul claro, con espacio para ocho personas como mínimo. Echo un vistazo al
interior de la cabina a través de las puertas correderas y doy un respingo, sobresaltada
al ver que allí hay alguien. Un hombre alto y rubio abre las puertas y sale a cubierta:
muy bronceado, con el pelo rizado y los ojos castaños, vestido con un polo rosa de
manga corta descolorido, pantalones cortos y náuticas. Debe de tener unos treinta y
cinco años, más o menos.
—Mac —saluda Christian con una sonrisa.
—¡Señor Grey! Me alegro de volver a verle.
Se dan la mano.
—Anastasia, este es Liam McConnell. Liam, esta es mi novia, Anastasia
Steele.
¡Novia! La diosa que llevo dentro realiza un ágil arabesco. Sigue sonriendo
por lo del descapotable. Tengo que acostumbrarme a esto: no es la primera vez que lo
dice, pero oírselo pronunciar sigue siendo emocionante.
—¿Cómo está usted?
Liam y yo nos damos la mano.
—Llámeme Mac —me dice con amabilidad, y no consigo identificar su
acento—. Bienvenida a bordo, señorita Steele.
—Ana, por favor —musito y enrojezco.
Tiene unos ojos castaños muy profundos.
—¿Qué tal se está portando, Mac? —interviene Christian enseguida, y por
un momento creo que está hablando de mí.
—Está preparada para el baile, señor —responde Mac en tono jovial.
Ah, el barco. El Grace. Qué tonta soy.
—En marcha, pues.
—¿Van a salir?