Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 180
Mientras hablamos, se me ocurre pensar que ha pasado de ser el Alec de
Thomas Hardy a ser Angel, de la corrupción y la degradación a los más altos ideales
en un espacio de tiempo muy corto.
Terminamos de comer pasadas las dos. Christian paga la cuenta a Dante,
que se despide de nosotros afectuosamente.
—Este sitio es estupendo. Gracias por la comida —le digo a Christian, que
me da la mano al salir del bar.
—V
olveremos —dice y caminamos por el muelle—. Quería enseñarte una
cosa.
—Ya lo sé… y estoy impaciente por verla, sea lo que sea.
Paseamos de la mano por el puerto deportivo. Hace una tarde muy
agradable. La gente está disfrutando del domingo, paseando a los perros, contemplando
los barcos, vigilando a sus hijos que corren por el paseo.
A medida que avanzamos por el puerto, los barcos son cada vez más
grandes. Christian me conduce a un muelle y se detiene delante de un enorme
catamarán.
—Pensé que podríamos salir a navegar esta tarde. Este barco es mío.
Madre mía. Debe de medir como mínimo doce metros, quizá unos quince.
Dos elegantes cascos blancos, una cubierta, una cabina espaciosa, y sobresaliendo por
encima todo de ello un impresionante mástil. Yo no sé nada de barcos, pero me doy
cuenta de que este es especial.
—Uau… —musito maravillada.
—Construido por mi empresa —dice con orgullo, y siento henchirse mi
corazón—. Diseñado hasta el último detalle por los mejores arquitectos navales del
mundo y construido aquí en Seattle, en mi astillero. Dispone de sistema de pilotaje
eléctrico híbrido, orzas asimétricas, una vela cuadra en el mástil…
—Vale… ya me he perdido, Christian.
Sonríe de oreja a oreja.
—Es un barco magnífico.
—Parece realmente fabuloso, señor Grey.
—Lo e 2