Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 176

Su tono no admite réplica. Yo me resigno a mi destino. ¿Un Saab? ¿Quiero yo un Saab? Me gustaba bastante el Audi Especial para Sumisas. Era muy práctico. Claro que ahora está cubierto por una tonelada de pintura blanca… Me estremezco. Y ella aún anda suelta por ahí. Acepto la mano de Christian, y nos dirigimos a la sala de exposición. Troy Turniansky, el encargado de las ventas, se pega como una lapa a Cincuenta. Huele la venta. Tiene un peculiar acento que parece del otro lado del Atlántico… ¿inglés, quizá? Es difícil saberlo. —¿Un Saab, señor? ¿De segunda mano? Se frota las manos con fruición. —Nuevo. Christian se pone muy serio. ¡Nuevo! —¿Ha pensado en algún modelo, señor? Y encima es un pelota suavón. —Un sedán deportivo 9-3 2.0T. —Excelente elección, señor. —¿De qué color, Anastasia? —me pregunta Christian, ladeando la cabeza. —Eh… ¿negro? —Me encojo de hombros—. De verdad, no hace falta que hagas esto. Tuerce el gesto. —El negro no se ve bien de noche. Oh, por Dios. Resisto la tentación de poner los ojos en blanco. —Tú tienes un coche negro. Me mira con expresión ceñuda. —Pues amarillo canario —digo, encogiéndome de hombros. Christian hace una mueca de desagrado: está claro que el amarillo canario no es su estilo. —¿De qué color quieres tú que sea el coche? —le pregunto como si fuera un niño pequeño, lo cual es cierto en muchos aspectos. Y ese inoportuno pensamiento me pone triste y me da que pensar. —Plateado o blanco. —Plateado, pues. Sabes que me quedaría con el Audi —añado, escarmentada por mis pensamientos. Troy palidece al percatarse de que puede perder la venta. —¿Quizá preferiría el descapotable, señora? —pregunta, dando nerviosas y entusiastas palmaditas. Mi subconsciente está avergonzada y disgustada, mortificada por todo este asunto de la compra del coche, pero la diosa que llevo dentro le hace un placaje y la