Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 177

tira al suelo. ¿Un descapotable? ¡Para morirse…! Christian frunce el ceño y me echa un vistazo. —¿El descapotable? —pregunta, arqueando una ceja. Me ruborizo. Es como si tuviera una línea erótica directa con la diosa que llevo dentro, algo que sin duda es muy cierto. A veces resulta muy incómodo. Me miro las manos. Christian se vuelve hacia Troy. —¿Qué dicen las estadísticas de seguridad del descapotable? Troy capta la vulnerabilidad de Christian y, lanzándose a muerte, le recita todo tipo de cifras y estadísticas. A Christian le preocupa mi seguridad, está claro. Para él eso es como una religión y, como el fanático que es, escucha atentamente la consabida perorata de Troy. No cabe duda de que a Cincuenta le importa. «Sí, te quiero.» Recuerdo las palabras entrecortadas que susurró esta mañana y una emoción resplandeciente se expande por mis venas como miel derretida. Este hombre, este regalo de Dios a las mujeres, me quiere. Me doy cuenta de que estoy mirándole sonriendo embobada, y cuando se percata de ello se queda desconcertado, aunque también divertido por mi expresión. Yo solo tengo ganas de abrazarme a mí misma, de lo feliz que soy. —Yo también quiero un poco de eso que se ha tomado, señorita Steele, sea lo que sea —cuchichea mientras Troy va hacia su ordenador. —Lo que me he tomado eres tú, señor Grey. —¿En serio? Pues la verdad es que pareces que estés embriagada. —Me da un beso fugaz—. Y gracias por aceptar el coche. Esta vez ha sido más fácil que la anterior. —Bueno, este no es un Audi A3. Sonríe satisfecho. —Ese no es un coche para ti. —A mí me gustaba. —Señor, ¿el 9-3? He localizado uno en nuestro concesionario de Beverly Hills. En un par de días podemos tenerlo aquí. Troy está radiante por el éxito. —¿De gama alta? —Sí, señor. —Excelente. Christian saca la tarjeta de crédito, ¿o es la de Taylor? Pensar en eso me pone nerviosa. Me pregunto cómo estará Taylor, y si habrá encontrado a Leila en el apartamento. Me masajeo la frente. Sí, está también todo el bagaje que lleva consigo Christian. —Si quiere acompañarme, señor… —Troy echa un vistazo al nombre de la