Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 169

se inclina para besarme. —No llores, Ana, por favor —murmura junto a mi boca—. Fue hace mucho tiempo. Anhelo que me toques y acaricies, pero soy incapaz de soportarlo, simplemente. Me supera. Por favor, por favor, no llores. —Yo también quiero tocarte. Más de lo que te imaginas. Verte así… tan dolido y asustado, Christian… me hiere profundamente. Te amo tanto… Me acaricia el labio inferior con el pulgar. —Lo sé, lo sé. —Es muy fácil quererte. ¿Es que no lo entiendes? —No, nena. No lo entiendo. —Pues lo es. Yo te quiero, y tu familia también. Y Elena y Leila, aunque lo demuestren de un modo extraño, pero también te quieren. Mereces ser querido. —Basta. —Pone un dedo sobre mis labios y niega con la cabeza en un gesto agónico—. No puedo oír esto. Yo no soy nada, Anastasia. Soy un hombre vacío por dentro. No tengo corazón. —Sí, sí lo tienes. Y yo lo quiero, lo quiero todo él. Eres un hombre bueno, Christian, un hombre bueno de verdad. No lo dudes. Mira lo que has hecho… lo que has conseguido —digo entre sollozos—. Mira lo que has hecho por mí… a lo que has renunciado por mí —susurro—. Yo lo sé. Sé lo que sientes por mí. Baja la vista y me mira, con ojos muy abiertos y aterrados. Solo se oye el chorro de agua cayendo sobre nosotros. —Tú me quieres —musito. Abre aún más los ojos, y también la boca. Inspira profundamente, como si le faltara el aire. Parece torturado… vulnerable. —Sí —murmura—. Te quiero.