Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 163
Christian suspira y se mueve de mala gana, se tumba a mi lado, apoya la
cabeza sobre el codo y tira de la colcha para taparnos. Me mira con ojos centelleantes,
cálidos, amorosos.
—Ahora duérmete, nena.
Me besa el pelo, me rodea con el brazo y me dejo llevar por el sueño.
***
Cuando abro los ojos, la luz que inunda la habitación me hace parpadear
con fuerza. Siento la cabeza totalmente embotada por la falta de sueño. ¿Dónde estoy?
Ah… el hotel…
—Hola —murmura Christian, sonriéndome con cariño.
Está tumbado a mi lado en la cama, completamente vestido. ¿Cuánto lleva
ahí? ¿Me ha estado observando todo ese tiempo? De pronto, esa mirada insistente me
provoca una timidez increíble y me arde la cara.
—Hola —murmuro, y doy gracias por estar tumbada boca abajo—. ¿Cuánto
tiempo llevas ahí mirándome?
—Podría estar contemplándote durante horas, Anastasia. Pero solo llevo
aquí unos cinco minutos. —Se inclina y me besa con dulzura—. La doctora Greene
llegará enseguida.
—Oh.
Había olvidado esa inapropiada intromisión de Christian.
—¿Has dormido bien? —pregunta dulcemente—. Roncabas tanto que
parecía que así era, la verdad.
Oh, el Cincuenta juguetón y bromista.
—¡Yo no ronco! —replico irritada.
—No. No roncas.
Me sonríe. Alrededor del cuello sigue visible una tenue línea de pintalabios
rojo.
—¿Te has duchado?
—No. Te estaba esperando.
—Ah… vale. ¿Qué hora es?
—Las diez y cuarto. Me dictaba el corazón que no debía despertarte más
pronto.
—Me dijiste que no tenías corazón.
Sonríe con tristeza, pero no contesta.
—Han traído el desayuno. Para ti tortitas y beicon. Venga, levanta, que
empiezo a sentirme solo.
Me da un palmetazo en el culo que me hace pegar un salto y levantarme de
la cama.
Mmm… una demostración de afecto al estilo Christian.
Me desperezo, y me doy cuenta de que me duele todo… sin duda como