Literatura BDSM Cincuenta sombras más oscuras | Page 160
le doliera oír lo que estoy diciendo. Oh, Christian, ¿qué tengo que hacer para que te
des cuenta de lo que siento?
Dejar que te pegue, dice maliciosamente mi subconsciente. Y yo le frunzo
el ceño.
—¿Dónde vas a colgar los retratos que me hizo José? —digo para intentar
que mejore su ánimo.
—Eso depende.
Relaja el gesto. Es obvio que este tema de conversación le apetece mucho
más.
—¿De qué?
—De las circunstancias —dice con aire misterioso—. Su exposición sigue
abierta, así que no tengo que decidirlo todavía.
Ladeo la cabeza y entorno los ojos.
—Puede poner la cara que quiera, señorita Steele. No diré nada —bromea.
—Puedo torturarte para sacarte la verdad.
Levanta una ceja.
—Francamente, Anastasia, creo que no deberías hacer promesas que no
puedas cumplir.
Oh, ¿eso es lo que piensa? Dejo mi copa en la repisa de la chimenea, alargo
el brazo y, ante la sorpresa de Christian, cojo la suya y la pongo junto a la mía.
—Eso habrá que verlo —murmuro.
Y con total osadía —espoleada sin duda por el brandy—, le tomo de la
mano y le llevo al dormitorio. Me detengo a los pies de la cama. Christian intenta que
no se le escape la risa.
—¿Qué vas a hacer conmigo ahora que me tienes