Literatura BDSM Cincuenta sombras liberadas | Page 18

tiene tu maleta. —Está bien. ¿Qué habrá planeado? No me ha dicho adónde vamos. De hecho, no creo que nadie sepa nada. Ni Mia ni Kate han conseguido sacarle la información. Me vuelvo hacia mi madre y Kate. —No me voy a cambiar. —¿Qué? —dice mi madre. —Christian no quiere que me cambie. —Me encojo de hombros, como si eso lo explicara todo. Ella arruga la frente. —No has prometido obedecer —me recuerda con mucha diplomacia. Kate intenta hacer que su risa ahogada parezca una tos. La miro entornando los ojos. Ni ella ni mi madre tienen ni idea de la pelea que Christian y yo tuvimos por eso. No quiero resucitar esa discusión. Dios, mi Cincuenta Sombras se puede poner muy furioso a veces… y después tener pesadillas. El recuerdo me reafirma en mi decisión. —Lo sé, mamá, pero le gusta mi vestido y quiero darle ese gusto. Su expresión se suaviza. Kate pone los ojos en blanco y con mucha discreción se aleja para dejarnos solas. —Estás muy guapa, hija. —Carla me coloca con cariño uno de los rizos que se me ha soltado y me acaricia la barbilla—. Estoy tan orgullosa de ti, cielo… Vas a hacer muy feliz a Christian —me dice y me da un abrazo. Oh, mamá… —No me lo puedo creer… Pareces tan mayor ahora… Vas a empezar una nueva vida; solo tienes que recordar siempre que los hombres vienen de un planeta diferente. Así todo te irá bien. Suelto una risita. Christian no es de otro planeta, es de otro universo. Si ella supiera… —Gracias, mamá. Ray se acerca a nosotras sonriéndonos dulcemente. —Te ha salido una niña preciosa, Carla —dice con los ojos brillándole por el orgullo. Está impecable con su esmoquin negro y el chaleco rosa pálido. Me emociono y se me llenan los ojos de lágrimas. Oh, no… Hasta ahora había conseguido no llorar… —Y tú la has ayudado a crecer y a ser lo que es, Ray. —La voz de Carla suena nostálgica. —Y he adorado cada momento del tiempo que he pasado con ella. Eres una novia sensacional, Annie. — Ray me coloca tras la oreja el mismo rizo suelto de antes. —Oh, papá… —Intento contener un sollozo y él me abraza brevemente, un poco incómodo. —Y vas a ser una esposa sensacional también —me susurra con voz ronca. Cuando me suelta, Christian está a mi lado. Ray le estrecha la mano afectuosamente. —Cuida de mi niña, Christian. —Eso es lo que pretendo hacer, Ray. Carla. —Saluda a mi padrastro con un movimiento de cabeza y le da un beso a mi madre. El resto de los invitados han creado un largo pasillo humano con un arco formado por sus brazos extendidos para que pasemos por él hacia la salida de la casa. —¿Lista? —pregunta Christian.