Literatura BDSM Cincuenta sombras liberadas | Page 19

—Sí. Me coge la mano y me guía bajo esos brazos estirados mientras los invitados nos gritan felicitaciones y deseos de buena suerte y nos tiran arroz. Al final del pasillo nos esperan Grace y Carrick con grandes sonrisas. Los dos nos abrazan y nos besan por turnos. Grace está emocionada de nuevo. Nos despedimos rápidamente de ellos. Taylor nos espera junto al Audi todoterreno. Christian se queda sosteniendo la puerta del coche para que yo entre, pero antes me giro y tiro el ramo de rosas de color blanco y rosa hacia el grupo de mujeres jóvenes que se ha reunido. Mia lo coge al vuelo y sonríe de oreja a oreja. Cuando entro en el todoterreno riéndome por la audaz forma de atrapar el ramo de Mia, Christian se agacha para ayudarme con el vestido. Cuando ya estoy bien acomodada dentro, se vuelve para despedirse de los invitados. Taylor mantiene la puerta abierta para él. —Felicidades, señor. —Gracias, Taylor —responde Christian mientras se sienta a mi lado. Cuanto Taylor entra en el coche, los invitados empiezan a tirarle arroz al coche. Christian me coge la mano y me besa los nudillos. —¿Todo bien por ahora, señora Grey? —Por ahora todo fantástico, señor Grey. ¿Adónde vamos? —Al aeropuerto —dice con una sonrisa enigmática. Mmm… ¿Qué estará planeando? Taylor no se dirige a la terminal de salidas como yo esperaba, sino que cruza una puerta de seguridad y va directamente hacia la pista. ¿Qué demonios…? Y entonces lo veo: el jet de Christian con GREY ENTERPRISES HOLDINGS, INC. escrito en el fuselaje con grandes letras azules. —No me digas que vas a volver a hacer un uso personal de los bienes de la empresa. —Oh, eso espero, Anastasia —me sonríe Christian. Taylor detiene el Audi al pie de la escalerilla que sube al avión y salta del coche para abrirle la puerta a Christian. Intercambian unas palabras y después Christian viene a abrirme la puerta. Y en vez de apartarse para dejarme espacio para salir, se inclina y me coge en brazos. —¡Hey! ¿Qué haces? —chillo. —Cogerte en brazos para cruzar el umbral — me dice. —Oh… Pero ¿eso no se supone que se hace al cruzar el umbral de la casa? Me sube por la escalerilla sin esfuerzo aparente y Taylor nos sigue llevando mi maleta. La deja a la entrada del avión y vuelve al Audi. Dentro de la cabina reconozco a Stephan, el piloto de Christian, con su uniforme. —Bienvenido a bordo, señor. Señora Grey —nos saluda con una sonrisa. Christian me baja al suelo y estrecha la mano de Stephan. De pie junto a Stephan hay una mujer de pelo oscuro de unos… ¿qué? ¿Treinta y pocos? Ella también lleva uniforme. —Felicidades a los dos —continúa Stephan. —Gracias, Stephan. Anastasia, ya conoces a Stephan. Va a ser nuestro comandante hoy. Y esta es la