Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 70
—¿Y el fotógrafo? —me pregunta bruscamente.
Mmm… José. En algún momento tendré que enfrentarme a él.
—José simplemente se pasó de la raya.
Me encojo de hombros.
—Bueno, la próxima vez que se pase de la raya quizá alguien debería enseñarle
modales.
—Eres muy partidario de la disciplina —le digo entre dientes.
—Oh, Anastasia, no sabes cuánto.
Cierra un poco los ojos y se ríe perversamente. Me deja desarmada. De repente
estoy confundida y enfadada, y al momento estoy contemplando su preciosa
sonrisa. Uau… Estoy embelesada, porque no suele sonreír. Casi olvido lo que está
diciéndome.
—Voy a ducharme. Si no prefieres ducharte tú primero…
Ladea la cabeza, todavía sonriendo. El corazón me late a toda prisa, y el bulbo
raquídeo se niega a hacer las conexiones oportunas para que respire. Su sonrisa se
hace más amplia. Se acerca a mí, se inclina y me pasa el pulgar por la mejilla y por
el labio inferior.
—Respira, Anastasia —me susurra. Y luego se incorpora y se aparta—. En
quince minutos traerán el desayuno. Tienes que estar muerta de hambre.
Se mete en el cuarto de baño y cierra la puerta.
Suelto el aire que he estado reteniendo. ¿Por qué es tan alucinantemente
atractivo? Ahora mismo me metería en la ducha con él. Nunca había sentido algo
así por nadie. Se me han disparado las hormonas. Me arde la piel por donde ha
pasado su dedo, en la mejilla y el labio. Una incómoda y dolorosa sensación me
hace retorcerme. No entiendo esta reacción. Mmm… Deseo. Es deseo. Así se siente
el deseo.
Me tumbo sobre las suaves almohadas de plumas. Si fueras mía… Ay, ¿qué
estaría dispuesta a hacer para ser suya? Es el único hombre que ha conseguido que
sienta la sangre recorriendo mis venas. Pero también me pone de los nervios. Es
difícil, complejo y poco claro. De pronto me rechaza, más tarde me manda libros
que valen catorce mil dólares, y después me sigue la pista como un acosador. Y
pese a todo, he pasado la noche en la suite de su hotel y me siento segura.
Protegida. Le preocupo lo suficiente para que venga a rescatarme de algo que
equivocadamente creyó que era peligroso. Para nada es un caballero oscuro. Es un
caballero blanco con armadura brillante, resplandeciente. Un héroe romántico. Sir