Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 58
Quiero a Kate. Es leal y me apoya. Envuelvo los libros y los dejo en la mesa del
comedor. Kate me ofrece una copa de champán.
—Por el final de los exámenes y nuestra nueva vida en Seattle —dice con una
sonrisa.
—Por el final de los exámenes, nuestra nueva vida en Seattle y por que todo nos
vaya bien.
Chocamos las copas y bebemos.
El bar es ruidoso y está lleno de gente, de futuros licenciados que han salido a
pillar una buena cogorza. José ha venido con nosotras. No se graduará hasta el año
que viene, pero le apetecía salir. Nos trae una jarra de margaritas para ponernos en
la onda de nuestra recién estrenada libertad. Mientras me bebo la quinta copa,
pienso que no es buena idea beber tantos margaritas después del champán.
—¿Y ahora qué, Ana? —me grita José.
—Kate y yo nos vamos a vivir a Seattle. Los padres de Kate le han comprado un
piso.
—Dios mío, cómo viven algunos… Pero volveréis para mi exposición, ¿no?
—Por supuesto, José. No me la perdería por nada del mundo —le contesto
sonriendo.
Me pasa el brazo por la cintura y me acerca a él.
—Es muy importante para mí que vengas, Ana —me susurra al oído—. ¿Otro
margarita?
—José Luis Rodríguez… ¿estás intentando emborracharme? Porque creo que lo
estás consiguiendo —le digo riéndome—. Creo que mejor me tomo una cerveza.
Voy a buscar una jarra para todos.
—¡Más bebida, Ana! —grita Kate.
Kate es fuerte como un toro. Ha pasado el brazo por los hombros de Levi, un
compañero de la clase de inglés y su fotógrafo habitual en la revista de la facultad,
que ha dejado de hacer fotos de los borrachos que lo rodean. Solo tiene ojos para
Kate, que se ha puesto un top minúsculo, vaqueros ajustados y tacones altos. Lleva
el pelo recogido, con unos mechones rizados que le caen con gracia alrededor de la
cara. Está despampanante, como siempre. Yo soy más bien de Converse y
camisetas, pero me he puesto los vaqueros que más me favorecen. Me aparto de
José y me levanto de nuestra mesa.