Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 435
Suspiro. Es tan educado… Recuerdo, aunque querría borrarlo de mi memoria,
que este hombre me ha comprado ropa interior. De hecho —y eso me inquieta—,
es el único hombre que me ha comprado ropa interior. Ni siquiera Ray ha tenido
que pasar nunca por ese apuro. Nos dirigimos en silencio al Audi SUV negro que
espera fuera, en el aparcamiento del aeropuerto, y me abre la puerta. Mientras
subo, me pregunto si ha sido buena idea haberme puesto una falda tan corta para
mi regreso a Seattle. En Georgia me parecía elegante y apropiada; aquí me siento
como desnuda. En cuanto Taylor mete mi equipaje en el maletero, salimos para el
Escala.
Avanzamos despacio, atrapados en el tráfico de hora punta. Taylor no aparta la
vista de la carretera. Describirlo como taciturno sería quedarse muy corto.
No soporto más el silencio.
—¿Qué tal Christian, Taylor?
—El señor Grey está preocupado, señorita Steele.
Huy, debe de referirse al «problema». He dado con una mina de oro.
—¿Preocupado?
—Sí, señora.
Miro ceñuda a Taylor y él me devuelve la mirada por el retrovisor; nuestros ojos
se encuentran. No me va a contar más. Maldita sea, es tan hermético como el
propio controlador obsesivo.
—¿Se encuentra bien?
—Eso creo, señora.
—¿Te sientes más cómodo llamándome señorita Steele?
—Sí, señora.
—Ah, bien.
Eso pone fin por completo a nuestra conversación, así que seguimos en silencio.
Empiezo a pensar que el reciente desliz de Taylor, cuando me dijo que Christian
había estado de un humor de perros, fue una anomalía. A lo mejor se avergüenza
de ello, le preocupa haber sido desleal. El silencio me resulta asfixiante.
—¿Podrías pon W"