Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 366
Será el Mac. Los dos me agarran por la cintura mientras nos dirigimos al
aparcamiento.
Siempre olvido el calor insoportable que hace en Savannah. Al salir de los
confines refrigerados de la terminal de llegadas, nos cae encima la manta de calor
de Georgia. Buf… Es agotador. Tengo que zafarme de los brazos de mamá y de
Bob para quitarme la sudadera con capucha. Menos mal que me he traído
pantalones cortos. A veces echo de menos el calor seco de Las Vegas, donde viví
con mamá y Bob cuando tenía diecisiete años, pero a este calor húmedo, incluso a
las ocho y media de la mañana, cuesta acostumbrarse. Cuando me encuentro al fin
en el asiento de atrás del Tahoe de Bob, maravillosamente refrigerado, me quedo
sin fuerzas, y el pelo se me empieza a encrespar a causa del calor. Desde el
monovolumen, les envío un mensaje rápido a Ray, a Kate y a Christian:
*He llegado sana y salva a Savannah. A :)*
De pronto pienso en José mientras pulso la tecla de envío y, en medio de la neblina
de mi fatiga, recuerdo que su exposición es la semana que viene. ¿Debería invitar a
Christian, sabiendo que no le cae bien José? ¿Aún querrá verme Christian después
del e-mail que le he mandado? Me estremezco de pensarlo, y me lo quito de la
cabeza. Ya me ocuparé de eso luego. Ahora voy a disfrutar de la compañía de mi
madre.
—Cielo, debes de estar cansada. ¿Quieres dormir un rato cuando lleguemos a
casa?
—No, mamá. Me apetece ir a la playa.
Llevo mi tankini azul de top atado al cuello, mientras sorbo una Coca-Cola light
tumbada en una hamaca mirando el océano Atlántico. Y pensar que ayer, sin ir
más lejos, contemplaba el Sound abriéndose al Pacífico. Mi madre gandulea a mi
lado, protegiéndose del sol con un sombrero flexible desmesuradamente grande y
unas gafas de sol enormes, tipo Jackie O, sorbiendo su prop