Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 344
corto y tiene los ojos azules; viste una impecable blusa blanca y lisa y una falda de
tubo azul marino. Esboza una ampia sonrisa al verme.
—Buenos días, señorita Steele. ¿Le apetece desayunar? —me pregunta en un
tono agradable pero profesional, y yo alucino.
¿Qué hace esta atractiva rubia en la cocina de Christian? No llevo puesta más
que la camiseta que me dejó. Me siento cohibida por mi desnudez.
—Me temo que juega usted con ventaja —digo en voz baja, incapaz de ocultar la
angustia que me produce.
—Ah, lo siento muchísimo… Soy la señora Jones, el ama de llaves del señor
Grey.
Ah.
—¿Qué tal? —consigo decir.
—¿Le apetece desayunar, señora?
¡Señora!
—Me gustaría tomar un poco de té, gracias. ¿Sabe dónde está el señor Grey?
—En su estudio.
—Gracias.
Salgo disparada hacia el estudio, muerta de vergüenza. ¿Por qué Christian solo
contrata a rubias atractivas? Y una idea desagradable me viene a la cabeza: ¿serán
todas ex sumisas? Me niego a acariciar una idea tan espantosa. Asomo la cabeza
tímidamente por la puerta. Está al teléfono, de cara al ventanal, vestido con
pantalones negros y camisa blanca. Aún tiene el pelo mojado de la ducha y eso me
distrae por completo de mis pensamientos negativos.
—Salvo que mejore el balance de pérdidas y ganancias de la compañía, no me
interesa, Ros. No vamos a cargar con un peso muerto. No me pongas más excusas
tontas. Que me llame Marco, es todo o nada. Sí, dile a Barney que el prototipo
pinta bien, aunque la interfaz no me convence. No, le falta algo. Quiero verlo esta
tarde para discutirlo. A él y a su equipo; podemos hacer una tormenta de ideas.
Vale. Pásame con Andrea otra vez. —Espera, mirando por el ventanal, amo y señor
del universo contemplando a la pobre gente bajo su castillo en el cielo—. Andrea…
Al levantar la vista, me ve en la puerta. Una sensual sonrisa se extiende
lentamente por su hermoso rostro, y me quedo sin habla al tiempo que se me
derriten las entrañas. Es sin lugar a dudas el hombre más hermoso del planeta,
demasiado hermoso para los seres vulgares de allá abajo, demasiado hermoso para