Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 330
listo, divertido… Pero sus cambios de humor… ah, y además quiere hacerme daño.
Dice que tendrá en cuenta mis reservas, pero sigue dándome miedo. Cierro los
ojos. ¿Qué le digo? En el fondo, querría más, más afecto, más del Christian
travieso, más… amor.
Me aprieta la mano.
—Háblame, Anastasia. No quiero perderte. Esta última semana…
Estamos llegando al final del puente y la carretera vuelve a estar bañada en la
luz de neón de las farolas, de forma que su rostro se ve intermitentemente en
sombras e iluminado. Y la metáfora resulta tan acertada. Este hombre, al que una
vez creí un héroe romántico, un caballero de resplandeciente armadura, o el
caballero oscuro, como dijo él mismo, no es un héroe, sino un hombre con graves
problemas emocionales, y me está arrastrando a su lado oscuro. ¿No podría yo
llevarlo hasta la luz?
—Sigo queriendo más —le susurro.
—Lo sé —dice—. Lo intentaré.
Lo miro extrañada y él me suelta la mano y me coge la barbilla, soltándome el
labio que me estaba mordiendo.
—Por ti, Anastasia, lo intentaré.
Irradia sinceridad.
Y no hace falta que me diga más. Me desabrocho el cinturón de seguridad, me
acerco a él y me subo a su regazo, cogiéndolo completamente por sorpresa.
Enrosco los brazos alrededor de su cuello y lo beso con intensidad, con vehemencia
y en un nanosegundo él me responde.
—Quédate conmigo esta noche —me dice—. Si te vas, no te veré en toda la
semana. Por favor.
—Sí —accedo—. Yo también lo intentaré. Firmaré el contrato.
Lo decido sin pensar.
Me mira fijamente.
—Firma después de Georgia. Piénsatelo. Piénsatelo mucho, nena.
—Lo haré.
Y seguimos así sentados dos o tres kilómetros.
—Deberías ponerte el cinturón de seguridad —susurra reprobadoramente con la
boca hundida en mi cabello, pero no hace ningún ademán de retirarme de su