Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 329
—¿Se está riendo de mí, señorita Steele?
—No me atrevería, señor Grey —le respondo con fingida seriedad.
—Me parece que sí y creo que sí te ríes de mí, a menudo.
—Es que eres muy divertido.
—¿Divertido?
—Oh, sí.
—¿Divertido por peculiar o por gracioso?
—Uf… mucho de una cosa y algo de la otra.
—¿Qué parte de cada una?
—Te dejo que lo adivines tú.
—No estoy seguro de poder averiguar nada contigo, Anastasia —dice socarrón,
y luego prosigue en voz baja—: ¿Sobre qué tienes que reflexionar en Georgia?
—Sobre lo nuestro —susurro.
Me mira fijamente, impasible.
—Dijiste que lo intentarías —murmura.
—Lo sé.
—¿Tienes dudas?
—Puede.
Se revuelve en el asiento, como si estuviera incómodo.
—¿Por qué?
Madre mía. ¿Cómo se ha vuelto tan seria esta conversación de repente? Se me ha
echado encima como un examen para el que no estoy preparada. ¿Qué le digo?
Porque creo que te quiero y tú solo me ves como un juguete. Porque no puedo
tocarte, porque me aterra demostrarte algo de afecto por si te enfadas, me riñes o,
peor aún, me pegas… ¿Qué le digo?
Miro un instante por la ventanilla. El coche vuelve a cruzar el puente. Los dos
estamos envueltos en una oscuridad que enmascara nuestros pensamientos y
nuestros sentimientos, pero para eso no nos hace falta que sea de noche.
—¿Por qué, Anastasia? —me insiste.
Me encojo de hombros, atrapada. No quiero perderlo. A pesar de sus exigencias,
de su necesidad de control, de sus aterradores vicios. Nunca me había sentido tan
viva como ahora. Me emociona estar sentada a su lado. Es tan imprevisible, sexy,