Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 32
Cuando miro a Christian Grey, veo que nos observa atentamente, con ojos
impenetrables y pensativos, y expresión seria, impasible. Ha dejado de ser el
cliente extrañamente atento y ahora es otra persona… alguien frío y distante.
—Paul, estoy con un cliente. Tienes que conocerlo —le digo intentando suavizar
la animadversión que veo en la expresión de Grey.
Tiro de Paul hasta donde está Grey, y ambos se observan detenidamente. El aire
podría cortarse con un cuchillo.
—Paul, te presento a Christian Grey. Señor Grey, este es Paul Clayton, el
hermano del dueño de la tienda. —Y por alguna razón poco comprensible, siento
que debo darle más explicaciones—. Conozco a Paul desde que trabajo aquí,
aunque no nos vemos muy a menudo. Ha vuelto de Princeton, donde estudia
administración de empresas.
Estoy diciendo chorradas… ¡Basta!
—Señor Clayton.
Christian le tiende la mano con mirada impenetrable.
—Señor Grey —lo saluda Paul estrechándole la mano—. Espera… ¿No será el
famoso Christian Grey? ¿El de Grey Enterprises Holdings?
Paul pasa de mostrarse hosco a quedarse deslumbrado en una milésima de
segundo. Grey le dedica una educada sonrisa.
—Uau… ¿Puedo ayudarle en algo?
—Se ha ocupado Anastasia, señor Clayton. Ha sido muy atenta.
Su expresión es impasible, pero sus palabras… es como si estuviera diciendo
algo totalmente diferente. Es desconcertante.
—Estupendo —le responde Paul—. Nos vemos luego, Ana.
—Claro, Paul.
Lo observo desaparecer hacia el almacén.
—¿Algo más, señor Grey?
—Nada más.
Su tono es distante y frío. Maldita sea… ¿Lo he ofendido? Respiro hondo, me
vuelvo y me dirijo a la caja. ¿Qué le pasa ahora?
Marco el precio de la cuerda, el mono, la cinta adhesiva y los sujetacables.
—Serán cuarenta y tres dólares, por favor.