Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 307
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Unos labios tiernos me acarician la sien, dejando un reguero de besitos a su paso, y
en el fondo quiero volverme y responder, pero sobre todo quiero seguir dormida.
Gimo y me refugio debajo de la almohada.
—Anastasia, despierta —me dice Christian en voz baja, zalamero.
—No —gimoteo.
—En media hora tenemos que irnos a cenar a casa de mis padres —añade
divertido.
Abro los ojos a regañadientes. Fuera ya es de noche. Christian está inclinado
sobre mí, mirándome fijamente.
—Vamos, bella durmiente. Levanta. —Se agacha y me besa de nuevo—. Te he
traído algo de beber. Estaré abajo. No vuelvas a dormirte o te meterás en un lío
—me amenaza, pero en un tono moderado.
Me da otro besito y se va, y me deja intentando abrir del todo los ojos en la fría y
oscura habitación.
Estoy despejada, pero de pronto me pongo nerviosa. Madre mía, ¡voy a conocer
a sus padres! Hace nada me estaba atizando con una fusta y me tenía atada con
unas bridas para cables que yo misma le vendí, por el amor de Dios… y ahora voy
a conocer a sus padres. Será la primera vez que Kate los vea también; al menos ella
estará allí… qué alivio. Giro los hombros. Los tengo rígidos. Su insistencia en que
tenga un entrenador personal ya no me parece tan disparatada; de hecho, va a ser
imprescindible si quiero albergar la menor esperanza de seguir su ritmo.
Salgo despacio de la cama y observo que mi vestido cuelga fuera del armario y
mi sujetador está en la silla. ¿Dónde tengo las bragas? Miro debajo de la silla.
Nada. Entonces me acuerdo de que se las metió en el bolsillo de los vaqueros. El
recuerdo me ruboriza: después de que él… me cuesta incluso pensar en ello; de
que él fuera tan… bárbaro. Frunzo el ceño. ¿Por qué no me ha devuelto las bragas?
Me