Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 306
Me vuelvo a mirarlo, intentando entender a qué se refiere.
—Que no rías más a menudo.
—No soy muy risueña —susurro adormecida.
—Oh, pero cuando ocurre, señorita Steele, es una maravilla y un deleite
contemplarlo.
—Muy florido, señor Grey —murmuro, procurando mantener los ojos abiertos.
Su mirada se hace más tierna, y sonríe.
—Parece que te han follado bien y te hace falta dormir.
—Eso no es nada florido —protesto en broma.
Sonríe y, con cuidado, me levanta de encima de él y se pone de pie,
espléndidamente desnudo. Por un instante, deseo estar más despierta para
apreciarlo de verdad. Coge los vaqueros y se los pone a pelo.
—No quiero asustar a Taylor, ni tampoco a la señora Jones —masculla.
Mmm… ya deben de saber que es un cabrón pervertido. La idea me preocupa.
Se agacha para ayudarme a ponerme en pie y me lleva hasta la puerta, de la que
cuelga una bata de suave acolchado gris. Me viste pacientemente como si fuera una
niña. No tengo fuerzas para levantar los brazos. Cuando estoy tapada y decente, se
inclina y me da un suave beso, y en sus labios se dibuja una sonrisa.
—A la cama —dice.
Oh… no…
—Para dormir —añade tranquilizador al ver mi expresión.
De repente, me coge en brazos y, acurrucada contra su pecho, me lleva a la
habitación del pasillo donde esta mañana me ha examinado la doctora Greene. La
cabeza me cuelga lánguidamente contra su torso. Estoy agotada. No recuerdo
haber estado nunca tan cansada. Retira el edredón y me tumba y, lo que es aún
más asombroso, se mete en la cama conmigo y me estrecha entre sus brazos.
—Duerme, preciosa —me susurra, y me besa el pelo.
Y, antes de que me dé tiempo a hacer algún comentario ingenioso, estoy
dormida.