Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 304
Frunzo el ceño. ¿No va a ser en la cama entonces? Al agarrarme al poste de
madera labrado, descubro que puedo separar las manos.
—Más abajo —me ordena—. Bien. No te sueltes. Si lo haces, te azotaré.
¿Entendido?
—Sí, señor.
—Bien.
Se sitúa detrás de mí y me agarra por las caderas, y entonces, rápidamente, me
levanta hacia atrás, de modo que me encuentro inclinada hacia delante, agarrada al
poste.
—No te sueltes, Anastasia —me advierte—. Te voy a follar duro por detrás.
Sujétate bien al poste para no perder el equilibrio. ¿Entendido?
—Sí.
Me azota en el culo con la mano abierta. Au… Duele.
—Sí, señor —musito enseguida.
—Separa las piernas. —Me mete una pierna entre las mías y, agarrándome de
las caderas, empuja mi pierna derecha a un lado—. Eso está mejor. Después de
esto, te dejaré dormir.
¿Dormir? Estoy jadeando. No pienso en dormir ahora. Levanta la mano y me
acaricia suavemente la espalda.
—Tienes una piel preciosa, Anastasia —susurra e, inclinándose, me riega de
suaves y ligerísimos besos la columna.
Al mismo tiempo, pasa las manos por delante, me palpa los pechos, me agarra
los pezones entre los dedos y me los pellizca suavemente.
Contengo un gemido y noto que mi cuerpo entero reacciona, revive una vez más
para él.
Me mordisquea y me chupa la cintura, sin dejar de pellizcarme los pezones, y
mis manos aprietan con fuerza el poste exquisitamente tallado. Aparta las manos y
lo oigo rasgar una vez más el envoltorio del condón y quitarse los vaqueros de una
patada.
—Tienes un culo muy sexy y cautivador, Anastasia Steele. La de cosas que me
gustaría hacerle. —Acaricia y moldea cada una de mis nalgas, luego sus manos se
deslizan hacia abajo y me mete dos dedos—. Qué húmeda… Nunca me
decepciona, señorita Steele —susurra, y percibo fascinación en su voz—. Agárrate
fuerte… esto va a ser rápido, nena.