Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 258
No rechisto, con la cara contraída de dolor. Retorciéndome, trato de esquivar los
golpes, espoleada por el subidón de adrenalina que me recorre el cuerpo entero.
—Estate quieta —protesta—, o tendré que azotarte más rato.
Primero me frota, luego viene el golpe. Empieza a seguir un ritmo: caricia,
manoseo, azote. Tengo que concentrarme para sobrellevar el dolor. Procuro no
pensar en nada y digerir la desagradable sensación. No me da dos veces seguidas
en el mismo sitio: está extendiendo el dolor.
—¡Aaaggg! —grito al quinto azote, y caigo en la cuenta de que he ido contando
mentalmente los golpes.
—Solo estoy calentando.
Me vuelve a dar y me acaricia con suavidad. La combinación de dolorosos
azotes y suaves caricias me nubla la mente por completo. Me pega otra vez; cada
vez me cuesta más aguantar. Me duele la cara de tanto contraerla. Me acaricia y me
suelta otro golpe. Vuelvo a gritar.
—No te oye nadie, nena, solo yo.
Y me azota otra vez, y otra. Muy en el fondo, deseo rogarle que pare. Pero no lo
hago. No quiero darle esa satisfacción. Prosigue con su ritmo implacable. Grito seis
veces más. Dieciocho azotes en total. Me arde el cuerpo entero, me arde por su
despiadada agresión.
—Ya está —dice con voz ronca—. Bien hecho, Anastasia. Ahora te voy a follar.
Me acaricia con suavidad el trasero, que me arde mientras me masajea en
círculos y hacia abajo. De pronto me mete dos dedos, cogiéndome completamente
por sorpresa. Ahogo un grito; la nueva agresión se abre paso a través de mi
entumecido cerebro.
—Siente esto. Mira cómo le gusta esto a tu cuerpo, Anastasia. Te tengo
empapada.
Hay asombro en su voz. Mu WfR