Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 206
Se calla.
¿No puede aguantar lejos de mí? ¿Qué?
—¿Qué te parece un día de un fin de semana al mes para ti? Pero te quedas
conmigo una noche entre semana.
—De acuerdo.
—Y, por favor, intentémoslo tres meses. Si no te gusta, puedes marcharte en
cualquier momento.
—¿Tres meses?
Me siento presionada. Doy otro largo trago de vino y me concedo el gusto de
otra ostra. Podría aprender a que me gustaran.
—El tema de la posesión es meramente terminológico y remite al principio de
obediencia. Es para situarte en el estado de ánimo adecuado, para que entiendas de
dónde vengo. Y quiero que sepas que, en cuanto cruces la puerta de mi casa como
mi sumisa, haré contigo lo que me dé la gana. Tienes que aceptarlo de buena gana.
Por eso tienes que confiar en mí. Te follaré cuando quiera, como quiera y donde
quiera. Voy a disciplinarte, porque vas a meter la pata. Te adiestraré para que me
complazcas.
»Pero sé que todo esto es nuevo para ti. De entrada iremos con calma, y yo te
ayudaré. Avanzaremos desde diferentes perspectivas. Quiero que confíes en mí,
pero sé que tengo que ganarme tu confianza, y lo haré. El «en cualquier otro
ámbito»… de nuevo es para ayudarte a meterte en situación. Significa que todo
está permitido.
Se muestra apasionado, cautivador. Está claro que es su obsesión, su manera de
ser… No puedo apartar los ojos de él. Lo quiere de verdad. Se calla y me mira.
—¿Sigues aquí? —me pregunta en un susurro, con voz intensa, cálida y
seductora.
Da un trago de vino sin apartar su penetrante mirada de mis ojos.
El camarero se acerca a la puerta, y Christian asiente ligeramente para indicarle
que puede retirar los platos.
—¿Quieres más vino?
—Tengo que conducir.
—¿Agua, pues?
Asiento.