Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 184
que provoca un incendio que se propaga hasta lo más profundo de mi vientre.
Uau.
—Ahora tienes que quedarte quieta —susurra—. Si te mueves, llenarás la cama
de vino, Anastasia.
Mis caderas se flexionan automáticamente.
—Oh, no. Si derrama el vino, la castigaré, señorita Steele.
Gimo, intento controlarme y lucho desesperadamente contra la necesidad de
mover las caderas. Oh, no… por favor.
Me baja con un dedo las copas del sujetador y deja mis pechos al aire, expuestos
y vulnerables. Se inclina, besa y tira de mis pezones con los labios fríos, helados.
Lucho contra mi cuerpo, que intenta responder arqueándose.
—¿Te gusta esto? —me pregunta tirándome de un pezón.
Vuelvo a oír el tintineo del hielo, y luego lo siento alrededor de mi pezón
derecho, mientras tira a la vez del izquierdo con los labios. Gimo y lucho por no
moverme. Una desesperante y dulce tortura.
—Si derramas el vino, no dejaré que te corras.
—Oh… por favor… Christian… señor… por favor.
Está volviéndome loca. Puedo oírlo sonreír.
El hielo de mi pezón está derritiéndose. Estoy muy caliente… caliente, helada y
muerta de deseo. Lo quiero dentro de mí. Ahora.
Me desliza muy despacio los dedos helados por el vientre. Como tengo la piel
hipersensible, mis caderas se flexionan y el líquido del ombligo, ahora menos frío,
me gotea por la barriga. Christian se mueve rápidamente y lo lame, me besa, me
muerde suavemente, me chupa.
—Querida Anastasia, te has movido. ¿Qué voy a hacer contigo?
Jadeo en voz alta. En lo único que puedo concentrarme es en su voz y su tacto.
Nada más es real. Nada más importa. Mi radar no registra nada más. Desliza los
dedos por dentro de mis bragas y me alivia oír que se le escapa un profundo
suspiro.
—Oh, nena —murmura.
Y me introduce dos dedos.
Sofoco un grito.
—Estás lista para mí tan pronto… —me dice.