Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 128
nuestra relación… o lo que sea. Sigue igual de críptico que siempre. Sirvo el
desayuno en los platos calientes, que dejo encima de los manteles individuales.
Abro el frigorífico y saco sirope de arce.
Miro a Christian, que está esperando a que me siente.
—Señorita Steele —me dice señalando un taburete.
—Señor Grey.
Asiento dándole las gracias. Al sentarme hago una ligera mueca de dolor.
—¿Estás muy dolorida? —me pregunta mientras toma también asiento él.
Me ruborizo. ¿Por qué me hace preguntas tan personales?
—Bueno, a decir verdad, no tengo con qué compararlo —le contesto—. ¿Querías
ofrecerme tu compasión? —le pregunto en tono demasiado dulce.
Creo que intenta reprimir una sonrisa, pero no estoy segura.
—No. Me preguntaba si debemos seguir con tu entrenamiento básico.
—Oh.
Lo miro estupefacta, contengo la respiración y me estremezco. Oh… me
encantaría. Sofoco un gemido.
—Come, Anastasia.
Se me ha vuelto a quitar el hambre… Más… más sexo… Sí, por favor.
—Por cierto, esto está buenísimo —me dice sonriendo.
Pincho un trocito de tortilla, pero apenas puedo tragar. ¡Entrenamiento básico!
«Quiero follarte la boca». ¿Forma eso parte del entrenamiento básico?
—Deja de morderte el labio. Me desconcentras, y resulta que me he dado cuenta
de que no llevas nada debajo de mi camisa, y eso me desconcentra todavía más.
Sumerjo la bolsa de té en la tetera que me ha traído Christian. La cabeza me da
vueltas.
—¿En qué tipo de entrenamiento básico estás pensando? —le pregunto.
Hablo en un volumen un poco alto, lo cual traiciona mi deseo de parecer
natural, como si no me importara demasiado, y lo más tranquila posible, pese a
que las hormonas están causando estragos por todo mi cuerpo.
—Bueno, como estás dolorida, he pensado que podríamos dedicarnos a las
técnicas orales.
Me atraganto con el té y lo miro boquiabierta y con los ojos como platos. Me da