Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 116

una mano hasta mi cintura, mis caderas, y la posa en mis partes íntimas… Ay. Introduce un dedo por el encaje y lentamente empieza a trazar círculos alrededor de mi sexo. Cierra los ojos por un instante y contiene la respiración. —Estás muy húmeda. No sabes cuánto te deseo. Introduce un dedo dentro de mí, y yo grito mientras lo saca y vuelve a meterlo. Me frota el clítoris con la palma de la mano, y grito de nuevo. Sigue introduciéndome el dedo, cada vez con más fuerza. Gimo. De repente se sienta, me quita las bragas y las tira al suelo. Se quita también él los calzoncillos y libera su erección. ¡Madre mía! Alarga el brazo hasta la mesita de noche, coge un paquetito plateado y se mueve entre mis piernas para que las abra. Se arrodilla y desliza un condón por su largo miembro. Oh, no… ¿Cómo va a entrar? —No te preocupes —me susurra mirándome a los ojos—. Tú también te dilatas. Se inclina apoyando las manos a ambos lados de mi cabeza, de modo que queda suspendido por encima de mí. Me mira a los ojos con la mandíbula apretada y los ojos ardientes. En este momento me doy cuenta de que todavía lleva puesta la camisa. —¿De verdad quieres hacerlo? —me pregunta en voz baja. —Por favor —le suplico. —Levanta las rodillas —me ordena en tono suave. Obedezco de inmediato. —Ahora voy a follarla, señorita Steele —murmura colocando la punta de su miembro erecto delante de mi sexo—. Duro —susurra. Y me penetra bruscamente. —¡Aaay! —grito. Al desgarrar mi virginidad, siento una extraña sensación en lo más profundo de mí, como un pellizco. Se queda inmóvil y me observa con ojos en los que brilla el triunfo. Tiene la boca ligeramente abierta y le cuesta respirar. Gime. —Estás muy cerrada. ¿Estás bien? Asiento con los ojos en blanco y agarrándome a sus brazos. Me siento llena por dentro. Sigue inmóvil para que me aclimate a la invasiva y abrumadora sensación de tenerlo dentro de mí.