Limashun Nº 44 44-LIMASHUN | Page 6

Página 6 de 20 A la mañana siguiente se acercó el zorro con sus crías, saltando y revolcándose. Entonces la huachua que tenía preparada una olla indicó al zorro que pusiera a sus crías en ella, éste se acercó cargando a sus crías y al sentir el calor de la olla advirtió el peligro, y preguntó qué había dentro a su comadre, ella respondió que eran aguas milagrosas que te- nían que estar caliente para que así genere el color a las patas de los pequeños, pero que esas aguas no quemaban. —Bien bonito se van a ver —dijo. Animoso de que sus crías tendrían las patas como su comadre, aceptó. Fue cuando la huachua se escapó riéndose ya que se había burlado de un astuto zorro, al darse cuenta de la broma regresó a recoger a sus crías pero ellas ya estaban muertas por el calor inmensura- ble del agua hirviendo. LAS PULGAS os jóvenes decidieron irse de viaje. Co- gieron sus maletas y empezaron la aven- tura. Cayó la noche y ya se encontraban lejos del pueblo de donde salieron, en- tonces decidieron dormir en una de las cuevas de la montaña. Mientras dormían, y ya avanzada la noche, escucharon voces de chicas celebrando “pecadi- lla huasca chayay”, repetían en coro, junto a me- lodías provocadas por las mismas. Los dos jóvenes levantándose, guiados por la curiosidad, salieron de la cueva donde dormían y observaron a unas mujeres hermosas, eran ellas las que cantaban y se divertían en otra cueva cerca de donde ellos dormían. Fue en ese instante en el que las chicas can- tando coquetas se acercaron a ellos con la inten- ción de llevarlos a la cueva de donde salieron. Y estos, ya enamorados, las siguieron sin quejarse y así llegaron a una cueva extraña de donde sa- lían más voces. Al día siguiente las pulgas alrededor de los huesos, ya satisfechas, celebraban su astucia mientras una de ellas aún conservaba el cuerpo de mujer. D