RELATO ORAL
Raul Poma Sierra
LA PAPA Y LAS HABAS
iendo mi papá sastre tuvo que ir a entregar unos vesti-
dos a Pariahuanca. Ya caída la noche y estando lejos de
su destino aún, arrimó a su burro cerca de una cueva de
una montaña donde pretendía pasar la noche, tendió un
pellejo y con varias mantas, después de chackchar su
coca, consiguió dormir.
Despertó al escuchar llantos de bebé, creyendo que era
un sueño intentó volver a dormir, pero el llanto no cesaba.
Pensó entonces que una mujer dio a luz cerca de donde se en-
contraba. Con la intención de ofrecer su ayuda venció a su
sueño, levantándose siguió el sonido del llanto. La noche os-
cura inculcaba cierto temor pero mi padre continuó. El llanto
se escuchaba más fuerte mientras más se acercaba, así advirtió
que el llanto salía de otra cueva, cerca de la suya. Al entrar sin-
tió confusión al no encontrar ni a la mujer ni al bebé en el lugar.
Pero el llanto continuaba. Gran sorpresa se llevó al darse
cuenta que el origen del llanto era de la gran cantidad de pe-
dazos de papá y de habas que estaban tiradas junto a la cás-
cara.
—Doble, doble han pelado —dijo.
Con la ayuda de una vela y una olla logró cocinar el resto
de la comida que estaba en el suelo. Después de comer conti-
nuó su sueño.
A partir de su vuelta siempre nos advierte que tengamos
cuidado al pelar la papa y las habas, que solo saquemos la ver-
dadera cáscara, porque sino la comida restante llorará en las
noches.
S
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