LICEO ANTIOQUEÑO DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA LICEO UDEA | Page 80
De Liceo a Ciudadela Universitaria. Historia de la sede de Robledo de la Universidad de Antioquia
No os detengáis a espantar los canes que salgan a ladraros en
el camino, porque no llegaréis a tiempo en la jornada. ”
El Doctor Carlos E. Restrepo, rector en 1901, y después Presidente de la República, en
notable circular al consejo Universitario y a los Profesores, no creyó indigno de un rector
encarecer las buenas maneras, cuando decía:
“Harto desmañada anda entre nosotros la cultura social; y si esta cultura
no es la moral misma, sí es corto y ancho camino para conseguirla, así
como las malas maneras abren fácil acceso a las pasiones. Pero como la
cultura no es obra de un solo individuo, ni resulta de determinadas horas de
estudio sino que ella se forma en un medio ambiente favorable es precio
que todos nos esforcemos en crear este medio; a la vez que en la
inteligencia de los alumnos entra la verdad, deben penetrar en sus hábitos
las buenas maneras y la civilidad.”
El Doctor Emilio Robledo, genial universitario, Rector en 1922, hacía ver cómo siendo
distintos el mundo de la Ciencia y el mundo de la Moral, se completaban en el hombre:
“El dominio de la ciencia hállase limitado al mundo físico; el mundo moral
le es inaccesible y ella no resuelve ninguna de las angustias del alma ni da
luz ninguna sobre el origen ni el destino del hombre. Por el hecho de tener
un corazón sensible, el sabio no encontrará estorbo en sus investigaciones
científicas; la ciencia jamás ha causado ruinas; ella sólo beneficios produce
y sus adquisiciones se manifiestan por una activo en favor de la
humanidad; activo no sólo en el orden físico sino en el moral y religioso. La
onda reconfortante para el alma humana es la ciencia; pero las cimas
blancas del ideal a las cuales aquella debe elevarse en elaciones incesantes
son: Dios y la enseñanza de Jesús.”
Don Gabriel Latorre, connotado profesor de Estética y Literatura, ponía el dedo en la
llaga cuando escribía hacia 1928:
“El arribismo es el moderno evangelio; llegar pronto al propósito universal,
no importa cuáles sean los medios o el camino. La vida es demasiado breve
para malgastar sus tres cuartas partes trabajando; se tiene como único fin
de toda actividad la riqueza, ero su adquisición ha de ser rápida para poder
gozar de ella en plena juventud; en un día se improvisan caudales, nacidos
de audaz especulación que antes no se acumulaban en diez lustros; “papá
es un señor muy simpático” dicen de su genitor los mozos educados en
Europa; las madres compiten farsas de tocador y en ostentación suntuaria
con sus hijas; los jóvenes chapurrean inglés barato y manejan automóviles,
y no saben quien fue Bolívar; en el periodismo triunfa la gacetilla sobre el
artículo doctrinal, que nadie lee o nadie escribe; los torneos intelectuales
han cedido campo a los del músculo; huye a esconderse avergonzada la
seriedad austera, y aparece entre aplausos sobre el tinglado de la feria la
diosa Frivolidad, de pintados labios; el entusiasmo es ridículo; los dardos de
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