LICEO ANTIOQUEÑO DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA LICEO UDEA | Page 81
De Liceo a Ciudadela Universitaria. Historia de la sede de Robledo de la Universidad de Antioquia
la ironía baja nos cohíben, en el arte el jazz-band, el cine y la impúdica
exhibición de carnes femeninas; a la admiración por los poetas ha sucedido
el culto por los boxeadores; va caducando el ideal, vencido por el Becerro
de oro, y yace en tierra el Manchego ilustre, codeado por el asno de Sancho
Panza.”
El profesor Don Gerardo Tapias Henao, insigne educador, al empuñar con mano diestra,
sagaz y humana, el timón de nuestro amado Liceo, ante aquellas prudentes
admoniciones de educadores los más conscientes, prometía el remedio, como lo ha
cumplido sin ostentación diciendo:
“No ha de faltarnos mente muy abierta en la percepción, corazón muy
rebosante de entusiasmo, sangre muy bullente para la acción y alma muy
generosa para la abnegación y el sacrificio. El estudiante ha de trocarse
pronto en estudioso, el pasivo asistente en universitario funcional, el docto
catedrático en total educador.”
Sí, señoras y señores: la educación es lo primero, lo fundamental y, lo último, ante todo,
la acción efectiva del educador. Estos campos de gimnasia, de atletismo y de deporte,
sólo valen en cuanto de ellos salgan sanos, fuertes y hermosos los cuerpos juveniles;
esos jardines, palomares, estanques y pinturas, y esos cuadros y esos murales, sólo
valen en cuanto ambientan la educación estética, que era la más descuidada; y los ya
numerosos libros de nuestras bibliotecas, sólo valen en cuanto nos vinculan con las
personalidades cimeras, en cuanto abonen para la verdad y el bien, para la libertad y el
orden, para la paz y la justicia, con el ejemplo y la responsabilidad de educadores de ley,
los corazones y los cerebros que alientan en la patria.
Símbolo supremo y feliz remate de la colosal tarea educativa que realiza el Liceo
Antioqueño, dirigido y orientado por el profesor Don Gerardo Tapias Henao es este
severo y elegante Monumento a la Bandera, primero erigido en nuestra Universidad, que
guarda en sus entrañas la siguiente inscripción:
“El Director del Liceo Antioqueño y sus colaboradores; la Asociación de
Padres de Familia y sus hijos, levantan este monumento a la Patria.
Ara donde siempre se consagrarán por siglos, Dios mediante, el culto de
todas las virtudes cristianas que redimen a la humanidad; el de todas las
cualidades humanas que la educan; el de todas las prácticas ciudadanas
que han hecho grande a la Patria.
Culto externo que corresponde al culto íntimo que diariamente sostenemos
como educadores en nuestras propias almas, en las de nuestros alumnos e
hijos y en la de nuestros conciudadanos y compañeros, por nuestra Alma
Universidad.”
Y suma viviente de tales votos es el iniciador de este Monumento y de esta inscripción,
aquel por quien hemos puesto muy en alto, aquí, todas las banderas de la cultura, Don
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