LICEO ANTIOQUEÑO DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA LICEO UDEA | Page 76
De Liceo a Ciudadela Universitaria. Historia de la sede de Robledo de la Universidad de Antioquia
Comencemos, mencionando apenas, entre los múltiples adelantos de estos tres últimos
años, facultades recientemente creadas por el Honorable Consejo Superior, como la de
Medicina Veterinaria, la de Contaduría Pública y la de Estudios Generales, además de
Institutos como el de Promotores de Salud, que están ya reclamando su respectivo
“árbol simbólico”, con los dieciocho anteriores, al frente de nuestro edificio;
mencionemos apenas el nuevo reglamento y los departamentos científicos y artísticos,
promovidos por el anterior Director del Liceo, Don Delio Fernández, que son los dos
sólidos rieles sobre los que se ha movido la vida intelectual y disciplinaria de nuestro
plantel, no detallamos sobre la asociación de Padres de Familia, ni sobre la reforma del
bachillerato, promovida por el Ministerio de Educación, que aquí se han cumplido
efectivamente; ni sobre los progresos didácticos, particularmente en Matemática y en
Lengua Materna, ésta especialmente en el tercer año, organizada por el profesor Don
Guillermo Ángel, digna de imitarse; ni sobre la publicación de textos para todos los
cursos, como el titulado El LIBRO DEL IDIO MA, del profesor Don Ricardo Rico; ni sobre
mejoras, como el salón de botánica “Joaquín Antonio Uribe”, del segundo año. No nos
detengamos tampoco en instituciones tan benéficas y beneméritas, como la ACCIÓN
SOCIAL UNIVERSITARIA, para los estudiantes, ni en algo tan notable como las últimas
conquistas del COLEGIO DE PROFESORES, para los profesores; ni en hacer las
consideraciones debidas sobre la CAFETERÍA. Apenas mencionemos, complacidos, la
gran labor de la Dirección Espiritual, del Reverendo Padre Gabriel Escobar; y la
Orientación, la Agricultura y la Campaña por el espíritu universitario y la cortesía, que
nos son tan caras; mentemos de pasada las fiestas que cada curso ha venido haciendo,
desde el año anterior, y los coros que han alegrado muchas de esas fiestas y otros actos,
dirigidos por los profesores Don Gustavo Rodríguez y Don Gustavo Sierra; además de
iniciativas igualmente provechosas como EL CLUB FOTOGRÁFICO, de inmensas
proyecciones en la práctica, en el arte y en la ciencia, dirigido por Don Gilberto Pizano; y
el cooperativismo y la reciente Acción Comunal Universitaria, en que ha tenido la más
entusiasta participación el profesor Don José J. Fernández. Dejemos de lado muchísimas
otras iniciativas, que tienen nombre propio y general acogida y que recibirán
oportunamente su galardón.
Porque en el corto tiempo de que disponemos debemos exaltar principalmente las obras
que hoy se inauguran, que son: las canchas deportivas y las pistas de atletismo; el
estanque del Primer Año; el mural del pabellón del Quinto y Sexto, el del Segundo y el
del Primero; las bibliotecas de los distintos cursos, desde el primero al sexto; y, en el
lugar más prominente, si se quiere, este Monumento a la Bandera, en que me empino
para realzar lo educador de todas esas valiosísimas obras y lo ejemplar de sus
promotores, de sus autores y aún de sus beneficiarios.
Entrando, pues, en materia: imposible alabar debidamente la sin igual labor del
Departamento de educación Física, dirigido por el profesor Don Darío Estada Ángel:
prolongada hasta las Facultades, ella ha sido lo más popular y atrayente, pero también
lo más laborioso, de nuestras jornadas universitarias, sobre todo por los maravillosos
desfiles, que han ganado elogios sin cuenta, por la gracia, la disciplina, el gusto y el
número.
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