LICEO ANTIOQUEÑO DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA LICEO UDEA | Page 75

De Liceo a Ciudadela Universitaria. Historia de la sede de Robledo de la Universidad de Antioquia Ornato de la sede El año 1963 fue de especial significación para el Liceo; durante las Jornadas Universitarias se celebró el acto de inauguración de las diferentes obras de acabado y ornato que se realizaron en la sede durante sus tres primeros años, gracias al entusiasmo y empeño de la comunidad liceísta. Presidieron el acto el Secretario de Gobierno y el Sub-secretario de Educación del Departamento, el rector de la Universidad, el director del Liceo, el presidente de la Asociación de Padres de Familia. Como invitados especiales asistieron el Doctor Abel García Valencia y su esposa, el Doctor Antonio García Piedrahíta y su esposa, la esposa y familiares del maestro José María Bravo Márquez, el Doctor Francisco Bravo Betancur, la esposa y familiares del maestro Efe Gómez, el maestro Fernando González y el maestro Eladio Vélez. El motivo fue la inauguración de tres de los cuatro murales que embellecen la sede, el monumento a la bandera, el estanque y la obras de acabado, principalmente. En el acto, Don Hernando Elejalde Toro leyó uno de sus más bellos y emotivos discursos, cuyo texto completo reproducimos a continuación, en parte porque sus palabras nos permiten conocer al gran humanista que fue Don Hernando y en parte como tributo a él. En el discurso se describe en detalle el desarrollo de las obras de acabado y ornato de la sede y los aportes más destacados de los liceístas: Señor Secretario de Gobierno del Departamento, Señor Sub-Secretario de Educación, Señor Rector de la Universidad de Antioquia, Señor Director del Liceo Antioqueño, Señor Director de la asociación de Padres de Familia, Señores Profesores, Señores Estudiantes, Señoras y Señores, Muchos de los que me hacen el favor de oírme actualmente realzarán, con la presencia de su entendimiento ilustrado, de su voluntad bien forjada y de su sensibilidad más exquisita –como la prestancia de su personalidad- el acto inaugural de estos locales, en que fui vocero, aunque indigno, de mis superiores, de mis colegas y de mis discípulos, al nombrar los dieciocho árboles simbólicos de las secciones académicas que tenía nuestra Universidad, plantados en el semillero de conciencias íntegras que es nuestro Liceo, hace tres años justos. Entonces, fijamos la atención somera en los mundos inertes, en los animales y en las plantas, como cooperadores de los hombres y de nuestros ideales universitarios. Pero hoy debemos hablar de los hombres como amos y señores de estos seres, sobre todo, como señores de sí mismos y de sus obras y, en especial, de nuestra obra de educadores. 75