LICEO ANTIOQUEÑO DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA LICEO UDEA | Page 121
De Liceo a Ciudadela Universitaria. Historia de la sede de Robledo de la Universidad de Antioquia
a piedra por los del Liceo. Los del bus se bajaron, respondieron el ataque y destrozaron
un buen número de ventanales del Liceo Antioqueño. Tres días después se produjo el
extraño asalto al Pascual Bravo. La represalia de los estudiantes del Liceo Antioqueño
dejó pérdidas cercanas a los 10 millones de pesos. Aparentemente, este era el punto
más dramático a que había llegado la nueva modalidad de pelea entre colegios, y la
intervención de las autoridades, tanto educativas como policivas, hizo pensar que el
enfrentamiento había sido superado. La militarización de la zona y las medidas tomadas
por las directivas de los planteles tranquilizaron a los padres de familia y a la mayoría de
los estudiantes.
Sin embargo, a la semana siguiente, en una operación típica de una organización
terrorista o de algún grupo de hampones, los del Pascual Bravo esperaron que se
produjera un descuido de la policía y cobraron venganza. Un número de estudiantes
parecido al que había atacado a su colegio, pero armados de revólveres y trabucos, se
tomaron las instalaciones del Liceo Antioqueño y las destruyeron de la misma manera
que una semana antes lo habían hecho sus "enemigos". Esta vez, los daños superaron
los 30 millones y la situación causó mayor alarma entre la ciudadanía. Han sido tan
inusuales estos actos, que algunas autoridades afirman que es posible que no sean
estudiantes, sino elementos ajenos a las instituciones educativas, los que están
protagonizando este tipo de violencia y vandalismo.
Aunque no ha sido fácil ni para las autoridades ni para las directivas de los dos planteles
educativos dar con el origen real de los acontecimientos, SEMANA se ha enterado de
que existen dos hipótesis que se manejan en medio del estudiantado. La primera indica
que fue orquestado por un grupo de estudiantes expulsados del Colegio Pascual Bravo,
que no contó con la solidaridad de sus compañeros. Según esta hipótesis, la solidaridad
sí la encontraron en el otro colegio, cuyos activistas estudiantiles habrían decidido dar
una reprimenda a sus colegas por "aliados de la represión oficial".
La segunda versión indica que estos dos colegios han dejado a un lado el fervor
revolucionario que los caracterizó durante la década pasada, para dar paso a cierta
febrilidad vandálica que pretende calcar las actitudes de las bandas y pandillas de los
Estados Unidos.
De cualquier forma, los únicos que han salido perdiendo son los estudiantes que no sólo
quedaron con sus aulas semidestruídas, sino que se han ganado una nueva fama: la de
vándalos.
Versión que coincide con los artículos publicados por el diario El Mundo el viernes 14, Entre
Pascual Bravo y Liceo Antioqueño se desata la guerra de los lápices; el miércoles 19, Guerra de los
lápices. Ahora el atacado es el Liceo Antioqueño y el jueves 20, Terminan año académico en el Liceo
Antioqueño.
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