libros | Page 95
está ocupado por una sola persona, la Nela; que la luz que se le ha permitido gozar no sirve para
nada, si no sirve para ver a la Nela.
-¡Para ver a la Nela!, ¡pues no verá a la Nela!... ¡la Nela no se dejará ver! -exclamó ella con
brío.
-¿Y por qué?
-Porque es muy fea... Se puede querer a la hija de la Canela cuando se tienen los ojos
cerrados; pero cuando se abren los ojos y se ve a la señorita Florentina, no se puede querer a la
pobre y enana Marianela.
-Quién sabe...
Marianela
-No puede ser... No puede ser -afirmó la vagabunda con la mayor energía.
-Eso es un capricho tuyo... No puedes decir si agradas o no a tu amo mientras no lo pruebes.
Yo te llevaré a la casa...
-¡No quiero, que no quiero!, gritó ella levantándose de un salto, y poniéndose frente a
Teodoro, que se quedó absorto al ver su briosa apostura y el fulgor de sus ojuelos negros,
señales ambas cosas de un carácter decidido.
-Tranquilízate, ven acá -le dijo con dulzura-. Hablaremos... Es verdad que no eres muy
bonita... pero no es propio de una joven discreta apreciar tanto la hermosura exterior. Tienes un
amor propio excesivo, mujer.
Y sin hacer caso de las observaciones del doctor, la Nela, firme en su puesto como lo estaba
en su tema, pronunció solemnemente esta sentencia:
-No debe haber cosas feas... Ninguna cosa fea debe vivir.
94
-Pues mira, hijita, si todos los feos tuviéramos la obligación de quitarnos de en medio,¡cuán
despoblado se quedaría el mundo! ¡Pobre y desgraciada tontuela! Esa idea que me has dicho no
es nueva. Tuviéronla personas que vivieron hace siglos, personas de fantasía como tú, que vivían
en la Naturaleza como tú, y que como tú carecían de cierta luz que a ti te falta por tu ignorancia
y abandono, y a ellas porque aún esa luz no había venido al mundo... Es preciso que te cures de
esa manía; es preciso que te hagas cargo de que hay una porción de dones más estimables que
el de la hermosura, dones del alma que ni son ajados por el tiempo, ni están sujetos al capricho
de los ojos. Búscalos en tu alma y los encontrarás. No te pasará lo que con tu hermosura, que
por mucho que en el espejo la busques, jamás la hallarás. Busca aquellos dones preciosos,
cultívalos, y cuando los veas bien grandes y florecidos, no temas; ese afán que sientes se
calmará. Entonces te sobrepondrás fácilmente a la situación desairada en que te ves, y
© RinconCastellano 1997 – 2011 www.rinconcastellano.com