Libros Comunión de Gracia La Resurrección: Una Promesa Cumplida | Page 5

¡Ha Resucitado! Al mismo tiempo que las mujeres arribaban al huerto, el cielo oriental anunciaba la llegada de la aurora. La oscuridad que envolvía al mundo pron- to pasaría. La brillante luz de la aurora ya casi iba a resplandecer sobre la tierra. El Señor tendría su día. En la alborada, las mujeres vieron el sepulcro abierto. María Magdale- na, preocupada acerca de lo que esto podría significar, miró aden- tro. Espantada al no encontrar el cuerpo, corrió a Pedro. “¡Se han llevado el cuerpo de mi Señor, y no sé dónde lo han puesto!” A medida que el sol salía len- tamente en el cielo oriental, las mujeres regresaron al sepulcro. Los rayos tempraneros de la ma- ñana habían casi expulsado la ceguera que la oscuridad trae a todos. María Magdalena lloró. Dos hombres se le acercaron. Le preguntaron, “Mujer, ¿por qué lloras?” Ella expresó su profundo dolor: “Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto”. Después de decir esto, María dio la vuelta. Otra vez le preguntaron: “¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” María pensó que el hombre que le hablaba era el jardinero. “Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto”. El hom- bre dijo, “María”. Gozo y exaltación explotaron dentro de ella. Solamente una persona podía decir “María” de esa manera. “¡Maestro!” exclamó ella. “Ve María. Ve a mis hermanos y diles que me has visto. Diles que he resuci- tado y subiré a mi Padre y a vuestro Padre. Diles, María”. Temerosas de hablar al principio, María y las otras mujeres con ella no podían contener su gozo por mucho tiempo. “¡Ha resucitado!” proclamaron. “¡Ha resucitado!” …………………….. Despertando antes del amanecer, María cansadamente se preparó una taza de café. Mientras la preparaba, entró al baño, donde se bañó y se vistió en su mejor ropa para domingos. Es tiempo de despertar a las niñas, pensó. Silenciosamente caminó al cuarto de las niñas. Abriendo lentamente la puer- 5