Libros Comunión de Gracia La Resurrección: Una Promesa Cumplida | Page 42

La Resurrección: Una Promesa Cumplida los creyentes. Participar en el mandamiento de Jesús de “comer su carne” y “beber su sangre” no sólo nos recuerda lo que Dios ha hecho por nosotros, también nos trae, junto con todos los creyentes, a un compañerismo íntimo con Dios. En Cristo, hemos sido hechos “uno” con Dios y “uno” los unos con los otros. En la comunión, participamos en esa graciosamente creada unidad en una manera invisible e indescriptible. El bautismo también La práctica cristiana del bautismo también está fundamentada en los he- chos principales de la fe: Jesús, el Hijo de Dios, murió por nosotros y fue resucitado otra vez a la vida. Pablo escribió: “por el bautismo fuimos sepul- tados juntamente con él en la muerte, para que así como Cristo fue resucita- do de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros ande- mos en novedad de vida” (Romanos 6:4). Llegar a estar bajo las aguas del bautismo simboliza una muerte y sepul- tura, nuestra participación en la crucifixión y muerte de Jesús. Pero entrar en la muerte con Jesús es meramente preparación para entrar en la nueva vida con Él. Es el viejo hombre que se muere en el sepulcro acuoso del bautismo. “Sabemos que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; porque el que ha muerto ha sido justificado del pecado” (v. 6 y 7). Nosotros los humanos conocemos la es- clavitud al pecado. Conocemos las invisi- bles, pero humanamente invencibles cade- nas que nos atan en hábitos y deseos auto- destructivos. Conocemos el orgullo, las barreras personales, las defensas del ego, la envidia abrumadora, el resentimiento, la avaricia, la lujuria ardiente. Conocemos la falta de poder, el fracaso, la frustración, la depresión. Conocemos la soledad, el aisla- miento, el temor. Y sabemos acerca del fin de todo: la última oscuridad y separación que llamamos muerte. 42