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Buscando a María

Luego del manguerazo, María comprendió que era mejor estar calmada, o de lo contrario seguirían tratándola mal. Al día siguiente una enfermera joven que era nueva allí, llamada Sofía, habló con María comentándole que no le gustaba trabajar en ese lugar y que no le agradaba cómo la trataban a María. Porque sabía que ella estaba bien y no estaba loca, por eso la ayudaría a escapar de ese lugar horrible al que no pertenecía.

Juntas, día tras día, en el momento en el que Sofía podía quedarse en la habitación a solas con María, planeaban cómo poder salir de ahí. Mientras tanto Sofía trataba de que ella pudiera hablar por teléfono con un familiar. Una noche Sofía por fin pudo distraer a las otras enfermeras de guardia y llevar a María hasta el sector de admisión a que hablara por teléfono con su esposo Pablo; ella logró, luego de tanto esperar, hablar con su marido y contarle dónde se encontraba encerrada, que no la dejaban salir, y le pidió que fuera a buscarla con la policía.

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