Libro Medicina Basada en Evidencias MBE Alberto Narvaez | Page 64
características específicas de la población tiene que estar justificada por un argumento de
peso. Cuando existe incertidumbre acerca de la existencia de diferencias importantes
entre varios subgrupos, probablemente es mejor incluirlos todos en la pregunta inicial y
luego, si es necesario, modificar la pregunta en sentido restrictivo, es decir, afinar un poco
más.
La patología o condición de interés: de igual modo, si somos muy específicos o
restrictivos a la hora de definir la patología o condición de interés podemos perder pruebas
relevantes. Por el contrario, si no somos lo suficientemente precisos podemos acabar
recogiendo todas las pruebas que afecten a las diferentes variedades de esa misma patología.
Por ejemplo, si queremos analizar un aspecto relacionado con un tipo concreto de cáncer
(por ejemplo, linfoma gástrico) debemos definirlo en este momento. Por el contrario, si
nuestro interés se centra en el cáncer gástrico en general, utilizaremos términos más
amplios ganando así en sensibilidad a cambio de tener que revisar más referencias
quizás poco relevantes para resolver la duda que tenemos planteada. La clave está en
encontrar el equilibrio necesario entre sensibilidad y especificidad, cosa que no siempre es
fácil.
En resumen, a la hora de definir nuestro problema, deberemos considerar todas aquellas
características demográficas o clínicas del paciente que, con algún fundamento, podamos
pensar que van a determinar un comportamiento substancialmente distinto de la
intervención que estamos analizando. El nivel de evidencias científicas existentes sobre la
cuestión planteada así como el conocimiento previo que uno tenga sobre los distintos
aspectos de esa misma cuestión determinará, en parte, el enfoque de la misma.
6.1.2. La intervención
La intervención (terapéutica, preventiva o rehabilitadora) es igualmente importante. Las
intervenciones no son únicamente farmacológicas, sino que pueden ser también quirúrgicas,
psicológicas, educativas, organizativas, etc. A veces, pueden estar muy bien delimitadas,
como probar un nuevo fármaco o la última técnica quirúrgica, otras pueden ser un poco
más complicadas, como son formas de atención combinadas que integran distintas
intervenciones (manejo de la hipertensión arterial con base de fármacos, dieta y/o consejos
sobre hábitos saludables).
Como ya se ha comentado antes, las preguntas clínicas pueden surgir en relación a
cualquiera de las áreas clínicas: tratamiento o prevención, diagnóstico, etiología,
pronóstico, etc. Por tanto, se debe entender la intervención (o exposición) en un sentido
más amplio que el de simple tratamiento. Este enfoque debe quedar bien establecido aquí.
¿Se trata de una prueba diagnóstica? ¿Una exposición de riesgo o protección? ¿Un factor
pronóstico?
Resulta conveniente ser muy específico o restrictivo a este nivel, ya que siempre se
tendrá la oportunidad de modificar la pregunta y ampliarla un poco más si no se encuentra
ninguna información de interés. Se puede concretar la vía de administración del fármaco si
se considera importante para la adherencia al tratamiento, o bien el ámbito específico
donde nos interesa aplicar dicha intervención (como la atención primaria). De misma
manera, si la pregunta que planteamos es acerca de factores pronósticos o etiológicos,
deberemos concretar cuáles son las variables que realmente interesa tener en cuenta.
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